La primera ministra británica, Liz Truss, ha cedido finalmente a la presión y ha anunciado este jueves su dimisión en una breve declaración frente al número 10 de Downing Street. Truss no ha conseguido capear la crisis originada por la debacle desatada con su plan económico, que se vio obligada a retirar. Con el paso de los días, había ido aumentado el número de diputados del Partido Conservador reclamando su renuncia.

La dirigente conservadora ha explicado que llegó al puesto en un tiempo de "una gran inestabilidad e económica e internacional". "Reconozco... dada la situación, que no puedo cumplir el mandato por el cual fue elegida por el Partido Conservador", ha afirmado.

Este jueves, Truss ha mantenido una reunión en Downing Street con Graham Brady, el líder del Comité 1922, que integra a los diputados 'tories' sin cargo en el Gobierno. Este órgano es el que tiene la capacidad de presentar una moción de censura contra el líder del partido si como mínimo un 15% de los diputados presenta una carta de pérdida de confianza.

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Así ha sido el breve mandato de 45 días de Liz Truss Agencias

Según informa la BBC, en la residencia oficial también se han dado cita la viceprimera ministra, Therese Coffey, y el presidente del partido, Jake Berry.

La primera ministra intentaba aferrarse al poder después de seis semanas tumultuosas en el puesto que han incluido el caos en los mercados financieros en respuesta al programa económico, y el relevo de dos de sus ministros más importantes, el de Finanzas Kwasi Kwarteng, y la de Interior Suella Braverman.

Varios diputados conservadores han pedido en los últimos días su renuncia y algunos de ellos han asegurado haber enviado cartas de pérdida de confianza a Brady. La última ha sido Jill Mortimer, electa por Hartlepool, quien en un mensaje en su perfil de Facebook ha escrito: "El deterioro de la situación durante el día no me dejó otra opción que mandar una carta de pérdida de confianza en la primera ministra a Sir Graham Brady".

"Día difícil"

Un portavoz de Truss ha explicado esta mañana que la primera ministra reconoce que el miércoles fue un "día difícil" después de las escenas caóticas en el Parlamento y la renuncia de Braverman, pero ha señalado que está enfocada en cumplir con los ciudadanos.

"La primera ministra reconoce que ayer fue un día difícil y reconoce que los ciudadanos quieren que el Gobierno se centre menos en la política y más en cumplir con sus prioridades", ha afirmado el portavoz a los periodistas.