El Gobierno federal alemán toma el control de la filial alemana del consorcio petrolero ruso Rosneft. Así lo ha anunciado este viernes el Ministerio federal de Economía, en manos del político verde Robert Habeck. Berlín pone a la empresa bajo la tutela de la Agencia Federal de Energía, que la administrará como un institución fiduciaria, con lo que queda de facto bajo control estatal.

La agencia no sólo administrará la filial, sino que también tutelará las tres refinerías de Alemania en las que tiene participación: la de Schwedt – en el noreste –, y la de MiRo y Bayernoil – en el sur del país –. La medida prevé, de momento, un periodo de seis meses. La Agencia Federal de Energía puede destituir a miembros de la dirección de la empresa, nombrar a nuevos directivos así como decretar órdenes sobre su funcionamiento.

Con esta medida, Berlín pretende garantizar el suministro de combustibles en el país. Según datos del Ministerio de Economía, la filial de Rosneft tiene el 12% de la capacidad total de procesamiento de crudo de Alemania. “El fideicomiso contrarresta la amenaza a la seguridad del suministro energético y pone una piedra fundamental para la conservación y el futuro del emplazamiento de Schwedt”, dice la nota de prensa del ministerio. Las autoridades alemanas temen que no intervenir la filial podría generar desabastecimiento de las gasolineras en medio de la actual crisis energética.

Tres refinerías

La refinería de Schwedt, localidad cercana la frontera con Polonia, es la más importante de las tres participadas por la filial alemana de Rosneft. Hasta ahora sólo recibía petróleo ruso a través del oleoducto de Druschba. Irónicamente, “Druschba” significa amistad en ruso. Así fue bautizado ese oleoducto en 1964 para transportar petróleo desde entonces la Unión Soviética hasta Europa Central.

“Un fallo en el funcionamiento de la refinería de Schwedt tendría como consecuencia que el suministro de productos petrolíferos y, por tanto, de otros productos vitales se vería afectado y en peligro, especialmente en el noreste de Alemania”, asegura el Ministerio de Economía.

El objetivo del Gobierno alemán es ahora buscar tan rápido como sea posible alternativas al suministro ruso. El embargo al petróleo ruso, aprobado por la Unión Europea como respuesta a la invasión rusa de Ucrania, entrará en vigor en enero de 2023, con lo que el fin del suministro del crudo ruso es inevitable.

Posibe aumento de precios

“Rusia ya no es un socio fiable”, ha dicho este viernes el canciller Olaf Scholz para justificar la medida. En una comparecencia junto a Robert Habeck, el canciller y su vicecanciller han anunciado además un “paquete de futuro” para Alemania oriental que consiste en ayudas públicas de cerca de mil millones de euros. Con ese dinero, se pretende asegurar que las infraestructuras energéticas del Este del país no colapsen y se eviten así despidos de más de mil trabajadores.

La intervención de la filial de Rosneft, sumada al fin del suministro de petróleo ruso, probablemente generará un – aún mayor – encarecimiento de los combustibles en Alemania. Actualmente, el litro de diésel roza en Alemania dos euros y el de Súper E10 ronda los 1,80 euros. El aumento de los precios de la energía es el principal factor que está impulsando la inflación en Alemania, que cerró el pasado agosto con un aumento interanual cercano al 8%. Analistas económicos dan por hecho que la inflación superará los dos dígitos a finales de este año o inicios del siguiente.