El 30 de abril de 1954 fue el último día que permaneció abierto al público el Consulado General de España en Gibraltar. El dictador, Francisco Franco, decidió clausurarlo antes de que la reina Isabel II llegara al puerto de la colonia británica. Ella acababa de ser coronada y había realizado un viaje por la Commonwealth, el grupo de países que habían pertenecido al imperio británico, de Sudáfrica a Nueva Zelanda. La colonia británica del Peñón era su última escala. Franco no quería que el cónsul español rindiera pleitesía a la regente, como iba a hacer el cuerpo diplomático presente en Gibraltar y pedía el protocolo. Pero tampoco quería hacerle un feo diplomático a Isabel II, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece al grupo Prensa Ibérica al igual que este medio,  Luis Romero, autor de El Consulado General de España en Gibraltar, una historia casi desconocida. “Como la ausencia del cónsul español en la recepción habría sido una ofensa, se decide cerrar el consulado antes de que ella llegue. No podría haber ofensa si el consulado ni siquiera existía”, cuenta el profesor. Nunca más se volvería a abrir consulado español en el disputado territorio, desde entonces uno de los principales puntos de fricción entre España, que reclama el territorio como suyo, y Reino Unido. “Su majestad la Reina resaltó el poderío, la lealtad y la importancia estratégica de Gibraltar”, se leyó en el diario El Calpense tras los agasajos con los que fue recibida Isabel II. 

Aquel no sería el único desencuentro entre España y Reino Unido a cuenta de Gibraltar. En 1981, el diario estadounidense The New York Times llevaba a portada este titular: “Juan Carlos desaira la boda real [entre Carlos y Diana] por los planes de luna de miel en Gibraltar”. Los reyes españoles se habían enterado de que, tras su fastuosa boda, el príncipe Carlos y “lady Di” harían escala en el Peñón como parte de su luna de miel. El rey Juan Carlos I les ofreció amarrar el yate real Britannia en cualquier otro puerto español cercano. Ellos se negaron y reaccionó airado rechazando asistir a la boda. Desde entonces corre la leyenda, imposible de comprobar, de que Isabel II, enfadada, espetó: “es mi hijo, mi yate y mi roca”. El Peñón (“the Rock”) fue cedido efectivamente a la Corona británica como parte del Tratado de paz de Utrecht de 1715.

El duque y la reina de Inglaterra con los reyes de España en 1988. EFE

Esta tensión se fue disipando con los años y las aguas volvieron a su cauce. En 1986, Juan Carlos I realizó una visita de Estado a Reino Unido y fue recibido en Londres por la reina Isabel II. Ella haría lo propio dos años después. En 1988 ella y su marido, el duque de Edimburgo, viajaron a Madrid. Estuvieron cinco días recorriendo el país. Primero, cena de Estado en el Palacio Real con los reyes Juan Carlos y Sofía. Luego, visitaron Sevilla y Barcelona. Concluyeron su estancia el 22 de octubre, en Mallorca. “Desembarcaron del Britannia en el dique del Oeste, que concentró a numeroso público”, según recuerda Diario de Mallorca, perteneciente al mismo grupo, Prensa Ibérica, que este diario. “La climatología, pese a ser otoño, era plenamente veraniega. Recibieron a la Reina y a su marido, don Juan Carlos y doña Sofía, que subieron a bordo para poco después abandonar el puerto para recorrer la costa de poniente de la isla: una rápida excursión por Camp de Mar, la Mola y el Port d’Andratx”.

Tres décadas después, en 2017, los nuevos reyes de España, Felipe VI y Letizia, realizaron la siguiente visita de Estado y fueron agasajados tras su llegada por Isabel II con una cena de Estado en el Palacio de Buckingham. A ella acudió lady Brennan, española casada con lord Brennan y residente en Reino Unido. Ella, que ha conocido a la reina Isabel II, la define, en conversación con este diario, como “una mujer sumamente inteligente y con sentido del humor y que, al contrario que cuando sale en la tele, gesticula y se comporta como cualquier otro ser humano”. Brennan describe la preocupación y el interés de Isabel II por la gran comunidad británica en España.

12 de julio de 2017, Londres.- La Reina Letizia e Isabel II, en la cena de gala que tuvo lugar el miércoles en el palacio de Buckingham. REUTERS

Discreta en asuntos políticos

Isabel II prácticamente no ha interferido en los asuntos políticos británicos o en las relaciones exteriores de su país con otros como España. “Siempre ha sido muy discreta en sus opiniones políticas, siempre ha querido seguir las reglas”, explica a este diario el periodista británico en España Guy Hedgecoe. “Todo lo que hace es meramente protocolario. Nunca ha tenido que hacer nada como Juan Carlos I en el 81 (intervenir tras un intento de golpe de Estado)”, o como hizo Felipe VI en su discurso tras el referéndum ilegal independentista en Cataluña de 2017. “Nunca ha hablado sobre el independentismo en Escocia o sobre Irlanda del Norte”, explica el corresponsal.

En 2015, Gibraltar preparaba las celebraciones del aniversario de su “día nacional”, el 10 de septiembre. Conmemoraban los 68 años desde que los electores de Gibraltar votaron en referéndum su permanencia bajo la administración colonial británica. El Gobierno del Peñón envió a Isabel II una invitación, respaldada por 10.000 firmas de gibraltareños, para que acudiera a los fastos. La reina de Inglaterra, Isabel II, declinó acudir. Según un comunicado del Gobierno de Gibraltar, ella afirmaba que apreciaba “enormemente la lealtad del pueblo gibraltareño", pero que sus viajes fuera del Reino Unido están “muy limitados”.

Recuerda el corresponsal Guy Hedgecoe otro de los episodios entre Reino Unido y España ligados a la Casa Real de Isabel II. En 1994, Lady Diana estaba pasando unas vacaciones en Mijas (Málaga) con unas amigas. Dos paparazzis españoles le hicieron unas fotos en topless. La agencia Europa Press ofreció las imágenes a la prensa inglesa por una elevada suma de dinero. Sin embargo, la revista Hola las compró. Nunca vieron la luz. El diario británico Daily Mail aseguró que la revista había comprado los negativos para destruirlos.