El Gobierno de Alemania ha acordado que la calefacción en los edificios públicos esté a un máximo de 19 grados a partir de septiembre, dentro de una batería de medidas con las que aspira a reducir el consumo energético.

El cambio referente a la calefacción, que implica una caída de un grado con respecto a la temperatura que se recomendaba hasta ahora, contempla que no se calienten zonas comunes como pasillos, cuartos de máquinas o vestíbulos.

Además, prohíbe la iluminación nocturna de instalaciones publicitarias, así como la de aquellos edificios y monumentos que únicamente requieran luces por motivos estéticos o de imagen corporativa.

El Gobierno de Olaf Scholz señala igualmente a los particulares, que no podrán calentar sus piscinas con gas y electricidad. Las empresas proveedoras de gas y los propietarios de viviendas deberán también informar a sus clientes o inquilinos sobre el consumo de energía previsto y posibles medidas de ahorro.

El ministro de Economía, Robert Habeck, ha subrayado la necesidad de avanzar en "la independencia del suministro energético ruso", ante el temor a que la situación se complique de cara al próximo invierno. Las medidas se aplicarán en principio durante seis meses.

"Cada contribución cuenta", ha añadido Habeck, que ha abogado por un "esfuerzo nacional" y la implicación de todos los actores sociales y políticos de Alemania.