La llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia tiene su primer efecto regional con la decisión de recomponer las relaciones diplomáticas con Venezuela, rotas por completo en 2019, cuando su antecesor, Iván Duque, apostó con fuerza, de la mano de Donald Trump, a la caída de Nicolás Maduro. El izquierdista Petro ha nombrado como nuevo embajador a un exsenador que proviene del centroderecha pero que ha dado cabales muestras de entusiasmo con la tarea encomendada. Su propósito, dijo el mandatario, es "establecer la institucionalidad que existía desde décadas antes para que los dos pueblos hermanos puedan guarecer sus derechos, garantizar sus libertades y lograr que entre Colombia y Venezuela se pueda construir riqueza para ambos pueblos”.

Armando Benedetti, un exseguidor de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, de insospechada simpatía con Caracas, donde representará al flamante Gobierno de su país, respondió a la convocatoria con entusiasmo. "Presidente, lo sorprenderé cuando lleguemos a 10.000 millones de dólares en intercambio comercial, cuando beneficiemos a los más de ocho millones de colombianos que viven en la frontera. Ninguna línea imaginaria nos volverá a separar como hermanos". Según el diario bogotano El Espectador, la tarea del designado embajador de Colombia en Venezuela será "crucial".

Maduro, por su parte, nombró a Félix Plasencia, exministro de Exteriores y embajador en Pekín. "Venezuela ha pedido el beneplácito a la Cancillería de Colombia y pronto estará en Bogotá", dijo el jefe de Estado venezolano. "Estoy seguro que su experiencia, sabiduría y determinación seguirá alimentando las relaciones entre ambos países, para alcanzar la paz y la hermandad verdadera". Juan Guaidó, quien en aquel enero de 2019 se autoproclamó "presidente encargado" de Venezuela y contó con el inmediato reconocimiento de Duque, se ha llamado por el momento a silencio. La pérdida del respaldo de Bogotá representa para ese sector del antimadurismo un severo golpe, apenas atenuado por el ambiguo sostén de Washington hasta el momento. La oposición que se ha distanciado de Guaidó todavía no se ha pronunciado.

El nuevo embajador de Colombia en Caracas, Armando Benedetti (izquierda), y el de Venezuela en Bogotá, Félix Plasencia. CRISTIAN HERNANDEZ / GUILLERMO LEGARIA

Las noticias para el exdiputado pueden aun ser más desfavorables. Juan González, el asesor de Joe Biden para América Latina, afirmó este viernes a Caracol Radio de Bogotá que "el presidente Petro es un ejemplo para países como Venezuela" y su papel puede ser "muy constructivo". González añadió que en la actualidad "hay una diversidad de puntos de vista en cuanto a relaciones diplomáticas con Maduro, hay un consenso en la mayoría de países del hemisferio y de la comunidad internacional, que apoyan un diálogo liderado por los venezolanos que lleve a la restauración democrática en el país". Como era de suponer, no se la jugó por Maduro, quien sigue siendo calificado de dictador, pero tampoco nombró al "presidente encargado". El silencio ha sido escuchado con elocuencia por los analistas políticos. Para el asesor de Biden, el restablecimiento de las relaciones bilaterales "tendrá implicaciones para el flujo migratorio hacia Colombia" así como "en el tema de seguridad" alrededor de una frontera atravesada por la violencia armada, el contrabando y el narcotráfico.

Nuevos desafíos

El restablecimiento de las embajadas supone también para la Venezuela de Maduro una labor de proporciones que desconocía: la presencia en Colombia de más de dos millones de migrantes venezolanos que habían abandonado el país en el medio de su crisis histórica. Duque abrió las puertas de par en par confiado en la caída del Palacio de Miraflores y la llegada al poder de Guaidó, lo que no ha ocurrido durante su gestión.

La "normalización" de los vínculos bilaterales no será de un día para otro. Además de la cuestión migratoria y la apertura de los pasos fronterizos, deben volver a abrir sus puertas las oficinas consulares. El desafío más importante será recuperar la confianza bilateral. Consultados por la revista caraqueña Tal Cual, los politólogos Ana Carolina Crespo y Carlos Romero advirtieron de que esto no se logrará "de la noche a la mañana".

"¿Están preparadas las empresas venezolanas para competir con las colombianas ante la inminente normalización del intercambio comercial?", se preguntó por su parte el portal Contrapunto. "Estamos preparados", dijo Carlos Fernández, presidente de la patronal venezolana Fedecámaras. El presidente de Conindustria, Luigi Pisella, añadió: "Nunca hemos tenido miedo a competir". Hay un hecho objetivo. La economía colombiana se encuentra en mejores condiciones de tener una balanza comercial favorable frente a un vecino cuya productividad se ha deteriorado profundamente durante la última década como consecuencia de un conflicto político interno que no se ha resuelto. "Evidentemente este intercambio va estar a favor de Colombia y eso no va a cambiar porque se abra la frontera", admitió Pisella.