El Gobierno de Cuba ha calificado de "positivas" aunque "de alcance muy limitado" las medidas adoptadas por Washington que permitirán un mayor número de viajes grupales a la isla, así como el envío de remesas desde Estados Unidos a un país que considera ese dinero de la inmigración uno de los motores de su alicaída economía.

EEUU también ha anunciado ajustes a las regulaciones para transacciones en dólares con el sector no estatal, que han sido recibidas como una señal de alivio por el pequeño sector privado. La administración de Joe Biden ha decidido a su vez restablecer el programa de reunificación familiar, que permitirá acelerar el trámite de visas en un momento delicado del vínculo bilateral: desde que comenzó el año, unos 115.000 ciudadanos han abandonado el territorio cubano.

"Es posible identificar algunas de las promesas del presidente Biden durante la campaña electoral del 2020 para aliviar decisiones inhumanas tomadas por el gobierno del presidente Donald Trump, que endurecieron el bloqueo hasta niveles sin precedentes" durante el comienzo de la pandemia, sostuvo el ministerio de Relaciones Exteriores cubano. Los anuncios, añadió, "no modifican en lo absoluto el bloqueo" ni aspectos principales del "cerco económico" trazado por la presidencia republicana. "No revierte la inclusión arbitraria y fraudulenta de Cuba en la lista del Departamento de Estado sobre países que supuestamente son patrocinadores del terrorismo, una de las principales causas de las dificultades con las que tropieza Cuba para sus transacciones comerciales y financieras en muchas partes del mundo".

La vida cotidiana podría sentir en breve las consecuencias de este cambio que, según Washington, busca garantizar "que las remesas fluyan más libremente hacia el pueblo cubano, sin enriquecer a quienes perpetran abusos contra los derechos humanos". De esta forma, se eliminaría el límite actual de las remesas familiares de 1.000 dólares por trimestre. A su vez, se autorizarán remesas donativas (no familiares) "que apoyarán a los empresarios cubanos independientes".

Sin cambios esenciales

A pesar de que se trata de "un paso limitado”, La Habana cree que va "en la dirección correcta" y responde no solo a las denuncias realizadas por su diplomacia en foros internacionales sino "a los llamados de la sociedad estadounidense y de los cubanos residentes en ese país".

El gesto anunciado por el Departamento de Estado no elimina, según el Gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, "un lenguaje abiertamente hostil, acompañado de calumnias tradicionales y nuevas falacias puestas de moda en los últimos meses". Para Cuba, eso demuestra que "no han cambiado los objetivos de la política de los EEUU" contra el régimen "ni sus principales herramientas". Las disputas bilaterales tienen por estos días otro añadido: el 6 de junio debe iniciarse en Los Ángeles la Cumbre de las Américas. La Casa Blanca ha expresado su voluntad de excluir de esa reunión hemisférica a Nicaragua, Venezuela y Cuba. México, Honduras, Bolivia y Chile han expresado reparos a esa posibilidad.

Los rostros de la crisis

La situación económica y social en la mayor de las Antillas es explosiva. El estallido del 11 de julio pasado puso en escena ese inédito descontento en las calles. Numerosas personas que salieron a las calles a expresar su malestar han sido juzgadas y objeto de severas condenas que merecieron el repudio internacional.

Para La Habana, no solo esas manifestaciones han tenido detrás a los norteamericanos. Las autoridades atribuyen el "incremento de la inmigración" solamente a los efectos de las políticas de Washington y no a los desatinos de la economía interna. "Sin exageración, las consecuencias de este cerco pueden calificarse como devastadoras". La gran novedad del flujo imparable de personas que abandonan la isla es que ya no atraviesan las 90 millas marítimas que separan a Cuba de EEUU. La gran mayoría de estas personas entran a territorio norteamericano desde México, como los inmigrantes centroamericanos.

"El Gobierno de Cuba reitera su disposición a iniciar un diálogo respetuoso y en pie de igualdad con el Gobierno de EEUU, sobre la base de la Carta de las Naciones Unidas, sin injerencia en los asuntos internos y con pleno respeto a la independencia y la soberanía", señala finalmente el mensaje oficial.