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América Latina

Javier Milei, el ultraderechista que aspira a gobernar Argentina

El ascenso del economista en las encuestas es vertiginoso: un 22,8% de los argentinos piensa votarlo en las presidenciales de 2023

Javier Milei. Reuters

El huevo de la serpiente amenaza con romper el cascarón. Javier Milei ha dejado de ser un dato risueño de la política argentina. Si bien todavía falta mucho para las elecciones presidenciales de octubre de 2023, el referente de la ultraderecha, hasta hace muy poco apenas un estridente participante de las tertulias televisivas, tiene una intención de voto del 22,8%, apenas seis menos que el peronismo, en el poder, y la coalición de derechas Juntos por el Cambio que gobernó con el magnate Mauricio Macri a la cabeza. Milei se presenta a estas horas como una seria amenaza para el macrismo. El reciente sondeo de Management & Fit da cuenta que casi un 29% de los ciudadanos que apostaron en las parlamentarias de 2021 por Juntos por el Cambio piensan respaldar en las urnas a este exportero de fútbol, excantante de heavy metal y economista que, al estilo de Vox, arremete contra la "casta política". A estas alturas, la posibilidad de su presencia en la segunda vuelta electoral ha dejado de ser descabellada.

Su padre lo golpeaba de niño y luego pasó de los azotes a la violencia psicológica. Imitó de joven a Mick Jagger y a Ozzy Osbourne y se graduó en una universidad privada de la ciudad de Buenos Aires. Un gurú del neoliberalismo lo arropó cuando era un don nadie. Comenzó a tejer relaciones académicas y asesorar empresas. Pasó del sigilo del mundo de las finanzas a la más alta exposición mediática. Ganó notoriedad a fuerza de insultar a otros tertulianos.

Ascenso vertiginoso

Fundó una agrupación, La Libertad avanza, y detrás suyo reunió a defensores radicales del libre mercado y nostálgicos de la última dictadura militar (1976-83). Obtuvo el 14% de los votos y entró a la Cámara de diputados. No se ha destacado por sus propuestas, salvo la decisión de sortear su salario como legislador. En un país con casi 40% de pobres, Milei se convirtió en una suerte de crupier, el hombre que, gracias al azar, logra que, mes a mes, miles y miles de argentinos se sometan a su sistema de lotería personal. Se trata de un altruismo dudoso: el 'peluca', como le llaman sus seguidores, recibe financiación de parte sectores de la elite económica, conocida como "el círculo rojo".

A los 51 años, Milei se presenta en público con el cabello suelto, como si recién saliera de tomarse una ducha. "Me he metido en política no para guiar un rebaño de corderos, sino para despertar leones", repite en sus mítines. Sostiene que la universidad pública es un centro de adoctrinamiento de la izquierda. Desprecia la gestión pública y promete "dinamitar" el Banco Central para que reine la ley de la selva individual.

"El pastor Milei les indica a sus corderos que el capitalismo es el único camino de salvación", señaló la ensayista Beatriz Sarlo. Intenta instalarse en el centro de la escena como el mesías de la antipolítica. Su mensaje, ha detectado Sarlo, ha comenzado a calar en "ciudadanos comunes, pobres, con bajos salarios, sin perspectivas de progreso", un universo de postergados que "se sienten estafados o defraudados" y se alimentan de la bilis que circula en las redes sociales. A su modo, replica en Argentina algo que no es desconocido en otras latitudes. No en vano, el clan Bolsonaro ha puesto sus ojos en él desde Brasil.

Sin apoyo femenino

"Milei no tiene el apoyo del voto femenino en ningún estrato social", asegura una joven dirigente social, Mayra Arena. Para el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, sería "inconcebible" que una persona "que trabaja todos los días" se sienta atraído por sus alaridos. Y si así sucede, lamentó, una parte de la sociedad atenta contra sí misma.

El ascenso de Milei representa un desafío para el macrismo. Tanto el expresidente como otros de los aspirantes de la coalición con aspiraciones a gobernar a partir de diciembre de 2013 se han visto obligados a hacer suyas algunas de sus propuestas. Los "halcones" de esa coalición proponen incluso una alianza electoral con el economista. Casi nadie de ese espacio político quiere presentarse como "moderado" al excantante. Ni siquiera cuando propone que el país renuncie a su moneda y adopte al dólar para frenar la inflación, que este año amenaza con ser de más del 70%.

 "Zurdos de mierda", suele espetar. El sábado presentó en la Feria Internacional del Libro de la ciudad de Buenos Aires su autobiografía, 'El camino del libertario'. Lo acompañó Viviana Canosa, una presentadora televisiva que haría sonrojar a sus colegas de la Fox. Sus fervorosos seguidores lo entronizaron en uno de los centros de la cultura letrada del país de Jorge Luis Borges. Ya lo llaman "presidente".

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