El presidente de Colombia, Iván Duque, prometió nuevas extradiciones a Estados Unidos de algunos jefes de El Clan del Golfo, en respuesta a la decisión de la más importante de las bandas de narcotraficantes de impulsar un paro armado en 11 departamentos del país, donde al menos han muerto 12 personas y se reportaron importantes daños económicos. "También caerán, en el corto plazo, 'Gonzalito', 'Siopas' y 'Chiquito Malo'. Los hombres y mujeres de nuestra Fuerza Pública están más fuertes que nunca", dijo Duque.

Las también llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), una banda derivada de las actividades paramilitares de ultraderecha de décadas anteriores, han desafiado al Gobierno con acciones de violencia e intimidación a las poblaciones civiles en respuesta al envío a EEUU de su principal liderazgo, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, quien está siendo juzgado por un tribunal en Nueva York.

Las amenazas de las AGC se han sentido en casi 180 municipios, algunos de ellos completamente paralizados, a través de más de 300 acciones que han incluido emboscadas a las fuerzas de seguridad, quema de buses y una orden de cierre de los comercios y escuelas. La imagen divulgada en los medios de un hombre atado de pies y manos que recibe una paliza de parte de dos matones por negarse a acatar el toque de queda resumió los efectos en la población de lo ocurrido desde el pasado jueves.

La medida de fuerza de las AGC debe concluir este martes por la noche, pero sus secuelas serán objeto de un profundo debate político en medio de la campaña electoral con vistas a los comicios del 29 de mayo. Gustavo Petro, el candidato de la coalición de izquierdas Pacto Histórico, encabeza las encuestas, seguido del aspirante de derechas Federico Gutiérrez.

El ministerio de Defensa ha asegurado que solo han perdido la vida tres civiles y dos policías durante esas acciones que comenzaron el pasado 6 de mayo. La Defensoría del Pueblo multiplica ese número por cuatro la cantidad de víctimas fatales. El secretario de Gobierno del departamento nordestino de Antioquía, Luis Fernando Suárez, reclamó a las autoridades nacionales una mayor presencia de los uniformados para hacer frente a los narcotraficantes.

Una demostración de poder

"Después de la captura de Otoniel no solamente se han producido más de 300 detenciones, hemos logrado allanar bienes y propiedades de esta organización e incautaciones de más de 60 toneladas de clorhidrato de cocaína. Seguiremos golpeando todas sus estructuras territoriales", se ha jactado Duque.

Distintos analistas políticos están lejos de compartir el entusiasmo presidencial. Sostienen que el bloqueo logrado por estos grupos armados, que alcanzó su más dramático este fin de semana, fue una clara muestra de poderío de las AGC. Eso contradice la idea de Bogotá sobre la presencia real del narcotráfico en esas regiones. El Clan del Golfo, coinciden distintos medios de prensa, está lejos de ser un mero reducto delincuencial o al borde de la estocada final por parte del Estado. En rigor, la misma policía reconoce que esa banda heredera del paramilitarismo es integrada al menos por 3.800 personas.

Alfredo Molano Jimeno, columnista del diario bogotano 'El Espectador', señaló al respecto que el paro armado "devolvió al país a los años en que el paramilitarismo cogobernaba". La respuesta a la extradición de Otoniel "fue una muestra de poder contundente". Para Molano Jimeno, Duque no termina de darse cuenta de que lo ha ocurrido. Los colombianos han podido constatar también que "el proyecto paramilitar no ha muerto" porque "su fuerza hoy es más grande" que lo que alguna vez soñó el propio Carlos Castaño, quien fuera jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, federación de grupos paramilitares de ultraderecha de todo el país.