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Crispación política

La extrema derecha portuguesa contra todos

Los primeros meses de la nueva legislatura han comenzado con una fuerte crispación en el Parlamento auspiciada por el partido Chega, la tercera fuerza política

El líder de Chega, André Ventura, durante un mitin en Sine el pasado jueves. EFE

El pasado 8 de abril, el líder del partido de derecha populista Chega, André Ventura, subió a la tribuna del Parlamento portugués para participar en el debate sobre el programa del nuevo Gobierno del socialista António Costa. En su intervención, Ventura hizo referencia a las presuntas agresiones a policías por parte de personas de origen gitano, algo que calificó como el “paraíso de la impunidad” para este colectivo, que ha estado en el punto de mira de la formación ultraderechista desde su fundación en 2018. 

En ese momento, el recién nombrado presidente del Parlamento, el socialista Augusto Santos Silva, interrumpió el discurso de Ventura para hacerle una advertencia. “En Portugal no existen las atribuciones colectivas de culpa”, aseguró Silva, quien insistió en que retiraría la palabra “todas las veces que sea necesario” siempre que el discurso sea “injurioso u ofensivo”. Las palabras del presidente del Parlamento le valieron un sonoro aplauso por parte de la gran mayoría de los diputados de la cámara, incluidos los de los partidos de derechas, y llevaron a Ventura a calificar la acción como un acto de censura.

Líneas rojas

Este ha sido uno de los varios episodios polémicos que la extrema derecha ha protagonizado desde que arrancó la nueva legislatura en Portugal, el pasado 29 de marzo. Una legislatura marcada por la mayoría absoluta del Partido Socialista y por la irrupción de Chega, que pasó de tener un único diputado en el Parlamento a ser la tercera fuerza política con 12 representantes y con un 7,1% de los votos en las pasadas elecciones legislativas.

Uno de los temas en los que Costa centró su discurso en la noche electoral fue en su voluntad de aislar a la extrema derecha, algo que el propio Santos Silva también dejó caer en su toma de posesión como presidente del Parlamento. En los poco más de 30 días de la nueva legislatura, Chega ya ha podido comprobar las líneas rojas marcadas por los principales partidos parlamentarios.

Un ejemplo de ello ha sido el reparto de las vicepresidencias de la mesa del Parlamento. Tanto el PS como el principal partido de la oposición, el conservador Partido Social Demócrata (PSD) optaron por repartirse los cargos sin dejar opción al candidato de Chega, de origen afrodescendiente, quien atribuyó la decisión de los dos principales partidos a motivos racistas

Más poder

El politólogo de la Universidad de Lisboa António Costa Pinto destaca que las coaliciones negativas para aislar a Chega han sido habituales en el primer mes de legislatura, pero al mismo tiempo advierte de que la capacidad del partido para atraer la atención será mucho mayor ahora. “Hay una diferencia importante ahora que Chega tiene un grupo parlamentario propio. Un ejemplo de ello fue en las celebraciones del 25 de abril [el aniversario de la Revolución de los Claveles], en las que Ventura hizo el discurso habitual de la derecha radical populista, con críticas a las nacionalizaciones de esa época y a las derrotas en la guerra colonial. Pero ahora tiene mucha más presencia en el Parlamento”.

En la conmemoración del aniversario del 25 de abril, los diputados de Chega abandonaron el Parlamento cuando el resto de parlamentarios cantaron Grândola Vila Morena, uno de los himnos de la revolución. Los miembros del partido ultra pretendían así expresar su desacuerdo con lo que consideran una democracia impulsada, en sus inicios, por los sectores más progresistas de la sociedad y cuya Constitución no representa a todo el país.

Victimización

Falta por ver si el aislamiento de Chega en el inicio de esta legislatura se mantendrá en los próximos meses. Un factor importante será, según Pinto, el nuevo líder que salga del PSD, una vez que el actual presidente, Rui Rio, abandone el cargo a finales de mayo. “El principal candidato para liderar el PSD [Luis Montenegro] está teniendo posiciones ambiguas sobre las futuras relaciones entre su partido y Chega. Esto repercutirá en la vida parlamentaria, ya que de eso depende la integración de la extrema derecha en el Parlamento”, asegura el politólogo.

A la espera de saber la posición de la nueva dirección socialdemócrata, todo apunta a que la extrema derecha tratará de alentar el victimismo y al mismo tiempo moverse en un espacio ambiguo para tratar de captar simpatizantes. “Chega ha conseguido llegar a sectores de la sociedad que no expresan los valores de la derecha radical. Su objetivo es crecer electoralmente y apostarán por una dinámica flexible, que complementarán con momentos de confrontación y de victimización”, sentencia Pinto.

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