Un Tercera Guerra Mundial podría ser real. Es un riesgo “que no debemos subestimar, decía ayer Sergei Lavrov, ministro de Exteriores Ruso. Unas incendiarias declaraciones que daba en la televisión de su país.

Lo hacía horas antes de recibir, junto a Putin, a Antonio Guterres, secretario general de la ONU. Hoy pisa Moscú con dos objetivos: lograr un acuerdo de paz y afianzar definitivamente el corredor humanitario para Mariúpol. Ese que desde Rusia aseguran haber abierto ya. Sin embargo, Kiev desconfía y pide garantías por escrito ante Naciones Unidas…

Mientras, pasan los días en la fábrica de Azovstal, sin apenas provisiones, sin pañales para los más pequeños. Los niños reciben juguetes de los soldados, pero prefieren, dicen, ver el sol y volver a sus casas. Algunas han quedado reducidas a escombros, en una ciudad golpeada tras 62 días de conflicto. Un conflicto que podría extenderse a Moldavia. Ayer se producía un ataque contra el ministerio del interior de Transnistria, una región prorrusa.