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Cita electoral

Estos son los principales candidatos a las elecciones de Francia

El presidente Emmanuel Macron, que parte como favorito, medirá fuerzas con la ultraderechista Marine Le Pen, obligada a compartir electorado con el otro candidato de extrema derecha, Éric Zemmour

Marine Le Pen.

Una encarnizada disputa entre la derecha y la ultraderecha es uno de los condicionantes que van a marcar las próximas elecciones presidenciales en Francia. Si ningún candidato obtiene la mayoría en la primera vuelta prevista para el 10 de abril, los dos partidos más votados se medirán en la segunda ronda el 24 del mismo mes. El presidente Emmanuel Macron, que parte como favorito, medirá fuerzas con la ultraderechista Marine Le Pen, obligada a compartir electorado con el otro candidato de extrema derecha, Éric Zemmour.

Macron, el presidente de la crisis

El presidente francés, Emmanuel Macron. DPA

El presidente francés, Emmanuel Macron, de 44 años, parte como claro favorito en los comicios presidenciales de abril. Los últimos sondeos le dan unas intenciones de voto de entre el 28% y el 30% para la primera vuelta. Este viento favorable contrasta con los primeros años agitados de su mandato. Su apuesta decidida por reformas neoliberales -reducción de impuestos a los más ricos, desregulación del mercado laboral e intento de reformar las pensiones- marcó la primera etapa de su presidencia, entre 2017 y finales de 2019. La revuelta de los chalecos amarillos se produjo en este contexto y lo dejó contra las cuerdas. Pero con la pandemia de covid y las políticas de protección a las empresas y sus trabajadores corrigió esta imagen de "presidente de los ricos". Su mano dura contra los no vacunados también sedujo a una parte del electorado. Cuando faltaba prácticamente un mes para el inicio oficial de la campaña, Vladímir Putin le hizo un regalo envenenado a Macron. La invasión rusa favoreció un efecto de "unidad nacional" y eso catapultó sus intenciones de voto. Sin embargo, la ventaja del dirigente centrista ha empezado a reducirse tras presentar a mediados de marzo un programa electoral claramente anclado en la derecha.

Marine Le Pen, la banalización de la ultraderecha

Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional. DPA

La ultraderechista Marine Le Pen afronta sus terceras presidenciales. Tras perder en la segunda vuelta en 2017 con el 34% de los votos ante Macron (66%), ha centrado sus esfuerzos en los últimos cinco años en dejar de dar miedo. La líder de la Reagrupación Nacional, de 53 años, ha llevado hasta el extremo su estrategia de dédiabolisation (desdemonización). No duda en presentarse como una dirigente "preparada para gobernar" e incluso presume de su pasión por los gatos para caer más simpática entre los franceses. Una estrategia que parece haber funcionado. Si se repitiera el mismo duelo de 2017, el resultado final sería más ajustado, según los estudios de opinión. Pero esta banalización, asimismo, generó malestar entre los sectores más duros de su partido. Lo que favoreció la irrupción de la candidatura del polemista ultra Éric Zemmour, y dividió al electorado de la extrema derecha. Según los sondeos, Le Pen parte como segunda en la carrera presidencial, pero con unas intenciones de voto para la primera vuelta claramente inferiores a las de hace cinco años, de entre el 16% y el 19%.

Jean-Luc Mélenchon, la última bala de la izquierda insumisa

Jean Luc Melenchon. Jordi Cotrina

El candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, de 70 años, quiere dar la sorpresa en los comicios. Después de que en los últimos años corrieran ríos de tinta sobre la división y el declive de la izquierda en Francia, este exministro socialista en la época de Lionel Jospin aspira a clasificarse para la segunda vuelta. Teniendo en cuenta su remontada en los sondeos, esta hipótesis no parece descabellada. El presidenciable ecosocialista pasó en los últimos meses del 8% al 15% actual y parte como tercero en el inicio oficial de la campaña. Además de su habilidad oratoria, el líder de los socios de Podemos en Francia cuenta como baza con su programa electoral, bautizado El Futuro en Común. Probablemente, se trata de uno de los más interesantes en el espacio de la izquierda alternativa en Europa, con medidas ambiciosas como impulsar una "bifurcación ecológica", disminuir la edad de jubilación hasta los 60 años o establecer una semana laboral de 32 horas. Pero su ascenso hasta la segunda vuelta se confrontará con serios obstáculos, como su mala relación con los medios o sus polémicas declaraciones en el pasado sobre Putin.

Éric Zemmour, el "Putin francés" 

Eric Zemmour. Reuters

La candidatura del ultraderechista Éric Zemmour, de 63 años, ha perdido gas. Este polemista ultranacionalista fue la sensación durante la precampaña en otoño. Después de haber esparcido durante décadas bilis xenófoba en el debate público con sus ensayos e intervenciones en los platós -la justicia lo condenó hasta tres veces por sus declaraciones racistas-, anunció a finales de noviembre su voluntad de presentarse en las presidenciales a través del nuevo partido Reconquista. Con su programa, ha avanzado por la derecha a la misma Le Pen. Propone, por ejemplo, una supresión de las ayudas sociales a los extranjeros o la expulsión de todos los inmigrantes (varios centenares de miles) en situación irregular. Pese a su protagonismo mediático, sus intenciones de voto cayeron (12%-9% actualmente) tras la invasión rusa de Ucrania. Zemmour paga el precio de haber defendido en el pasado que Francia "necesitaba a un Putin francés".

Valérie Pécresse, la baronesa contra las cuerdas

Valerie Pecresse. DPA

La conservadora Valérie Pécresse, de 54 años, está contra las cuerdas. Salvo un giro inesperado -solo podría salvarla unos niveles de abstención especialmente elevados-, la candidata de Los Republicanos (LR, socios del PP en Francia) parece descartada para clasificarse para la segunda vuelta. Los sondeos la ubican en la cuarta posición, con el 11%-9%. Su curva es declinante. Tras ganar en diciembre las primarias de LR con el apoyo de más del 60% de los militantes, la presidenta de la región Île-de-France (donde se ubica París) pareció durante algunas semanas una rival a tener en cuenta por Macron. Pero debido a su falta de carismaescasos dotes de oratoria y una campaña demasiado derechizada -recuperó fórmulas de los ultras como "el gran reemplazo", la delirante teoría según la cual los franceses blancos serán sustituidos por los de origen extranjero-, ha ido perdiendo apoyos. A eso se le sumó la sospecha de que las primarias de LR fueron trucadas. Y la mala suerte de haber dado positivo por covid pocos días antes del inicio oficial de la campaña.

Yannick Jadot, la impotencia verde

Cartel en apoyo a Yannick Jadot.

Los verdes confiaban en que fueran los comicios de su consolidación en Francia. Tras haber obtenido el 13% de los votos en las europeas de 2019 y haber ganado al año siguiente las alcaldías de Lyon, Burdeos o Estrasburgo, esta formación ecologista aspiraba a convertirse en la principal fuerza de izquierdas para así establecer su hegemonía en este espacio con la mirada puesta en las presidenciales de 2027. Pero nada de esto parece que sucederá. Su aspirante Yannick Jadot, de 54 años, pelea por superar el umbral del 5% de los votos, que permite que el Estado reembolse el gasto electoral. La candidatura de este eurodiputadopartidario de una ecología moderada como la de los Grünen en Alemania, no ha suscitado en ningún momento un gran fervor entre los franceses. Los verdes también han sufrido sus habituales divisiones internas, con la expulsión a principios de marzo de la dirección de la campaña de la izquierdista Sandrine Rousseau, principal rival de Jadot en las primarias de este partido en septiembre. Además, padecen su divorcio con las clases trabajadoras, acentuado por la crisis energética.

Fabien Roussel, el comunista elogiado por la derecha

Fabien Roussel. EFE

El histórico Partido Comunista Francés (PCF) presenta a su propio candidato en unas presidenciales por primera vez desde 2007. En los anteriores comicios (2012 y 2017) había apoyado al insumiso Jean-Luc Mélenchon. Esta alianza se rompió, sin embargo, por discrepancias personales y por la voluntad de los comunistas de disponer de voz propia en los comicios que monopolizan la actividad política en Francia, una condición sine qua non, según ellos, para evitar el declive definitivo de esta centenaria formación. Presentan como candidato al secretario general del PCF, el diputado Fabien Roussel. Este dirigente poco carismático ha centrado su campaña en el objetivo noble de reconciliar la izquierda con las categorías populares. Para ello, ha apostado, sin embargo, por una estrategia errática; por ejemplo, haciendo propuestas con un sesgo conservador en materia de seguridad e inmigración y reivindicando el consumo de carne y criticando a los vegetarianos. Esta estrategia le ha servido para obtener los aplausos de los tertulianos de grandes medios, que suelen criticar la supuesta deriva identitaria de la izquierda (el llamado wokismo), pero no le ha permitido despegar en los sondeos. Sus perspectivas resultan modestas, entre el 3% y el 5%.

Anne Hidalgo, los socialistas ante el abismo

Anne Hidalgo. Reuters

La socialista Anne Hidalgo, de 62 años, inicia la campaña prácticamente desde el farolillo rojo. Sus intenciones de voto resultan raquíticas, de entre el 1% y el 3%. En las filas del histórico Partido Socialista (PS) ya asumen que ni siquiera superarán el umbral del 5%, que permite recuperar el gasto electoral. La alcaldesa de París, cuando oficializó su candidatura en septiembre, sabía que le esperaba un camino arduo, debido a la mala reputación de este partido tras el decepcionante mandato de François Hollande. No obstante, la errática campaña de esta dirigente con raíces españolas ha acentuado el declive de los socialistas. En diciembre propuso celebrar unas primarias con el conjunto de la izquierda. Pero los otros partidos rechazaron su propuesta, y eso no hizo más que multiplicar los rumores sobre si Hidalgo renunciaría a su candidatura. En lugar de marcar distancias con el embarazoso pasado del hollandismo, el expresidente ha participado en los actos electorales del PS, como en un mitin reciente en Limoges. Si se confirman los sondeos, los socialistas no solo quedarán eliminados a las primeras de cambio, sino que también afrontarán desde una posición de gran debilidad las legislativas de junio.

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