"Estoy vivo", ha publicado este martes Wali, seudónimo de un combatiente canadiense que ha ganado fama a nivel mundial tras viajar a Ucrania para combatir la invasión rusa.

"Como prueba, aquí estoy en la posición de 'súper francotirador guerrero de las fuerzas especiales' en una piscina de bolas", ha bromeado, junto a una foto sin fechar en la que aparece rodeado de bolas de colores y con un rifle en la mano.

"Los rumores de que había muerto en la batalla eran completamente ridículos. La verdad es que le quitamos terreno al enemigo y causamos bajas. Desgraciadamente, también perdimos compañeros, muertos y heridos", continúa la publicación. "Los rusos tienen miedo al combate cuerpo a cuerpo. Prefieren bombardear, una y otra vez, destruyendo casas, como matones frustrados", finaliza.

Los rumores sobre las hazañas y la muerte de este ex soldado del Ejército canadienses, que hoy en día trabaja como programador, reflejan la batalla propagandística que envuelve a la invasión rusa de Ucrania.

A principios de marzo, las cuentas de Twitter de Viségrad 24 y NEXTA, cercanos a Ucrania, publicaron que el canadiense se había trasladado al frente para ayudar al Ejército ucraniano. Aseguraron que podía "causar hasta 40 muertes al día" y que era "uno de los mejores francotiradores del mundo", unos calificativos que se extienderon y desvirtuaron rápidamente en otros medios de comunicación.

El propio Wali, a través de su página de Facebook, desmintió estos mensajes el 11 de marzo, afirmó que "la realidad dista mucho de la leyenda" y quiso marcar la diferencia entre el símbolo y la persona que hay detrás. "No, no tengo el récord mundial de tiro a distancia. Estoy lejos de ser el mejor francotirador del mundo. La realidad es que ahora soy un programador que toma su rifle", continuaba la publicación, "soy un buen soldado, nada más".

Volvió a publicar en su cuenta de Facebook (La Torche et l'Epée - The Torch and Sword), el 14 de marzo. A partir de entonces, silencio. Silencio que fue aprovechado por cuentas cercanas a Rusia, que aseguraron que había sido asesinado apenas 20 minutos después de llegar al frente. Algunos decían que había sido "cazado" por un tiro de un francotirador ruso, otros que había muerto en un bombardeo. El silencio de Wali no hizo más que acrecentar esta teoría.

Los mensajes de este martes en su página de Facebook, en la que lleva publicando años y donde publicita sus libros de "tirador de élite en Afganistán, combatiente voluntario contra el Estado Islámico y en Ucrania", han venido a desmentir las noticias de su muerte. Además, ha concedido entrevistas al medio La Presse y la cadena pública CBC.

"Fui el último en enterarme de que estaba muerto", ha asegurado entre risas el soldado originario de Quebec en declaraciones a La Presse por videollamada. Asegura que acudió al frente con una unidad del ejército ucraniano, que estuvo bajo el fuego de la artillería rusa -"vi pasar una bola de fuego a tres metros de mi cabeza"- y que regresó de su primera misión en los alrededores de Kiev "sin un rasguño".

Wali habla de que los enfrentamientos son "un poco como una guerra de machos con grandes proyectiles y mucha flexión flexión de pecho", donde "la mitad del trabajo consiste en esconderse y protegerse" y afirma que no había disparado un solo tiro durante los enfrentamientos, pero sí había derribado posiciones de artillería rusas.

El francotirador, que está en Ucrania con otro combatiente quebequense apodado Sombra, dice que entre sus planes no está volver a casa inmediatamente. "Acabamos de llegar, no nos vamos a ir todavía. Hay un trabajo que hacer, es necesario", ha asegurado en declaraciones a La Presse, añadiendo que tendrá que "volver a las sombras" en los próximos días para regresar al frente.