Después de haber mantenido cerrado durante dos meses el espacio aéreo para contener la transmisión de la variante ómicron del coronavirus, Marruecos ha anunciado este viernes que reanudará sus vuelos el 7 de febrero. La noticia ha sido recibida con optimismo moderado por empresarios, profesionales del maltrecho sector turístico y por los marroquíes que se quedaron atrapados en el extranjero, al no conocerse aún las condiciones a que se hará la apertura.

Las autoridades marroquíes anunciaron anoche que se retomarán los vuelos comerciales ese día, pero dejaron en el aire la incógnita de cómo se hará, explicando que más adelante, sin concretar cuándo, darán a conocer las medidas aplicables en puestos fronterizos y a los pasajeros.

Tampoco se sabe cuándo y cómo se abrirán las fronteras marítimas y terrestres del país. Fuentes del sector de transporte marítimo indican a Efe que lo esperable es abrir primero las líneas marítimas con Francia e Italia, de menos capacidad (unos 6.000 viajeros semanales), y posteriormente con España (unos 70.000), aunque la crisis bilateral entre Madrid y Rabat podría influir en este tipo de decisiones.

Varios testimonios recogidos por Efe de personas afectadas por la medida del cierre coinciden en calificar de "positiva" la reapertura, pero también de "difusa" al no especificar todas las condiciones de entrada y salida del país.

Son representantes de un sector turístico golpeado de lleno por la crisis sanitaria y las medidas restrictivas, empresarios que vieron su actividad perturbada y centenares de marroquíes que se quedaron bloqueados en el extranjero cuando el Gobierno anunció, con 24 horas de aviso, el cierre de su frontera el pasado 29 de noviembre, medida que ha ido prorrogando.

Apertura, pero en qué condiciones

"Es una buena noticia, pero la tomo con reservas. Nadie sabe en qué condiciones se retoman los vuelos", explica a Efe Mustafa Abbasi, ciudadano marroquí que lleva varado con su esposa en Alicante desde el pasado 20 de noviembre.

Mustafa y su mujer estaban visitando a sus dos hijos que estudian en la ciudad española, tenían el billete de vuelta para el 30 de noviembre pero les pilló el cierre fronterizo y no han podido regresar en los vuelos especiales ofrecidos por Marruecos semanas después del cierre, por su carácter penoso y altamente costoso.

"Yo estoy en Alicante, otros marroquíes están en otros países de Europa. Había un vuelo especial desde Lisboa, pero el coste para llegar al aeropuerto portugués superaba los 300 euros, a ello había que añadir 150 euros de PCR y casi 1.000 euros el precio del billete para Marruecos, sin contabilizar otros gastos", lamenta Mustafa, que espera que la última decisión no vaya acompañada de condiciones drásticas.

Misma esperanza la comparten varios empresarios españoles que trabajan a caballo entre Marruecos y España. Uno de ellos, empleado de una empresa del sector agrícola y que reside en Agadir desde hace 14 años, lamenta el impacto negativo "personal y económico" que están teniendo los cierres improvisados de frontera sobre su inversión y su actividad en el país. "Es una buena noticia la apertura, pero no estoy tranquilo con esta inseguridad: ¿qué medidas sanitarias acompañarán la apertura? ¿Vamos a tener que hacer una cuarentena en un hotel?", se pregunta.

Otro empresario, residente en Casablanca y que trabaja para una multinacional de infraestructuras, se queja de que en estos meses no han podido viajar a Marruecos ingenieros de otros países imprescindibles para manejar ciertas máquinas, con lo que han tenido que posponer proyectos importantes. Y un tercero consultado por Efe lamenta que la incertidumbre e imprevisibilidad lleva a empresarios a irse del país o cancelar inversiones.

Los hay que no sufrieron igual el cierre fronterizo al poder sacar adelante su actividad por el trabajo remoto. Es el caso de Ramón Fernández Moreno, español que trabaja entre Casablanca y Zaragoza y a quien el cierre le pilló en la ciudad española. "El cierre de fronteras es un problema general, no podemos hacer planificaciones de reuniones, ni viajes de trabajo con certeza, ni aquí ni en Europa", opina.

Abrir la frontera

El turismo -que contribuye con casi un 7% al PIB marroquí- es el sector más perjudicado por las medidas restrictivas. El Gobierno del país magrebí aprobó recientemente un plan de rescate de unos 200 millones de euros con ayudas directas a sus trabajadores, pero, consultados por Efe, varios profesionales creen que la apertura de fronteras es la única solución para la recuperación de la actividad.

"Las ayudas directas no son una solución suficiente, la apertura de las fronteras es lo único que dará vida al sector", estima Abdesadeq Qadimi, el presidente de la Asociación de Guías de Turismo.

"La reapertura del espacio aéreo es una muy buena noticia. La recuperación será progresiva, pero en un primer momento Marruecos tiene una bolsa de turistas fieles que visitarán el país", explica Qadimi, quien añade que ya tiene reservas para el 16 de febrero de circuitos de turistas de Europa y de Israel.

Tanto Qadimi como otros profesionales coinciden en su inquietud en que el último cierre fronterizo haya tenido un impacto sobre la confianza. A los turistas, dicen, les preocupan más ahora los posibles cierres inesperados que el propio coronavirus.