Basma y Suhud por fin conocen la libertad. Las autoridades de Arabia Saudí han liberado a la princesa Basma bint Saud al Saud, hija del rey Saud, y a su hija Suhud al Sharif tras pasar casi tres años entre rejas sin cargos. La mediática cortesana desapareció en marzo del 2019 para acabar en la prisión saudí Al Hair, donde se han detenido a otros destacados presos políticos, como la activista feminista Lujain al Hazlul. En una declaración para la ONU en 2020, su familia apuntó a su "historial como crítica abierta de los abusos" del régimen y a una disputa por la herencia de su padre, depuesto por su hermano Faisal, como los motivos de su encarcelamiento.

"Estamos contentos de que la corte real y Mohammed bin Salman [el líder de facto del reino] hayan consentido liberar a ambas", ha celebrado Henri Estramant, el asesor legal de la princesa. "Es una buena señal para que el país siga su proceso de desarrollo del estado de derecho", ha añadido. Tras ser "liberadas de su encarcelamiento arbitrario", Basma, de 57 años, y Suhud, de 30, llegaron a su casa en Yeda el pasado jueves. Ambas fueron detenidas cuando Basma se disponía a viajar a Suiza para recibir tratamiento por un problema del corazón.

Pese a su liberación, no ha quedado claro si las mujeres podrán viajar ahora al extranjero para que Basma reciba de forma urgente un tratamiento que no está disponible en Arabia Saudí. "Se le negó la atención médica que necesitaba para una afección potencialmente mortal", ha denunciado el grupo ALQST para los derechos humanos al anunciar su excarcelación. La salud de la princesa Basma se ha deteriorado significativamente desde el momento de la detención. "Parece agotada, pero está de buen humor y agradecida de reunirse con sus hijos en persona", ha declarado Estramant.

Crítica a los abusos

Su encarcelamiento sorprendió en su momento, ya que no es un miembro significativo de la familia real ni ha ocupado ningún cargo gubernamental. La hija pequeña del segundo rey de Arabia Saudí pasó gran parte de su vida en Londres, desde donde se hizo campaña por su liberación. En la capital británica, la princesa ofrecía opiniones sobre Arabia Saudí en los medios de comunicación de forma ocasional, cosa inusual en la familia real. Se mostró crítica con el sistema legal del reino, basado en la ley de la sharia, y pidió que el país adoptara una constitución que protegiera los derechos de la ciudadanía.

También criticó el tratamiento del reino a las mujeres, con una capacidad ínfima para diseñar sus vidas bajo las restrictivas leyes de tutelaje, algunas de las cuales han sido revocadas por su primo, Mohammed bin Salman, conocido por sus siglas MBS. "Ella pensaba que sus conexiones familiares la ampararían, pero MBS ha encerrado a miembros de la familia más notorios que ella", confesó un miembro de la realeza saudí en el exilio. Hija de un rey depuesto por su hermano, lleva décadas intentando recuperar las tierras y los miles de millones de euros que pertenecían a su padre. 

Su enemistad con el príncipe heredero por esta disputa empeoró por sus críticas al régimen. "La princesa Basma defiende desde hace años por todo el mundo los derechos humanos", recordaron sus aliados en el Reino Unido el pasado mes de marzo. "Su hija [Suhud] lleva encarcelada dos años en unas condiciones horribles por el mero hecho de apoyar a su madre; creemos que se trata de algo despreciable", denunciaron en una carta al Gobierno británico. El encarcelamiento de activistas, críticos y miembros de la familia real coincide con el ascenso de MBS y la consolidación del joven en el poder, después de que su padre, el rey Salman, accediera al trono en 2015.