El segundo misil hipersónico que Corea del Norte lanzó ayer profundiza en el desarrollo de su programa militar a la espera de que se retomen las conversaciones internacionales. La prensa nacional ha calificado la prueba de “éxito” y subrayado la “enorme satisfacción” que ha provocado en la cúpula del Partido de los Trabajadores. 

La sucinta información técnica ofrecida hoy habla de un misil que “maniobró lateralmente durante 150 kilómetros y golpeó con precisión el objetivo situado a 700 kilómetros”. Seúl y Tokyo, que habían detectado el lanzamiento el día anterior, precisaron que el misil se hundió frente a la costa oriental de la península coreana.

Los misiles hipersónicos suponen un avance considerable y un quebradero de cabeza para los mecanismos tradicionales de defensa porque disponen de menos tiempo para detectarlos. Mientras los misiles balísticos trepan al espacio exterior y regresan a la tierra con órbitas verticales acentuadas, los hipersónicos describen trayectorias horizontales y cercanas a la superficie terrestre a velocidades que quintuplican la del sonido. Corea del Norte ya había probado un misil de las mismas características en septiembre. 

“Los sucesivos éxitos de lanzamientos de misiles hipersónicos tienen gran importancia en la modernización de las fuerzas militares estratégicas del Estado”, clamaba hoy la KCNA, la agencia de noticias oficial. El término “estratégico”, en la jerga norcoreana, equivale a “nuclear”.

Satélites espía

Los expertos internacionales debaten si Corea del Norte dispone ya de esa tecnología porque la prensa oficial acostumbra a exagerar los avances del programa militar. Hay menos dudas sobre la relevancia que le confiere el régimen. Los misiles hipersónicos forman parte de la modernización del potencial militar junto a los misiles de varias ojivas, los satélites espía, los misiles de largo alcance con combustible sólido y los misiles lanzados desde submarinos. 

El lanzamiento provocó las condenas inmediatas de Corea del Sur y Japón mientras Antonio Guterres, secretario general de la ONU, pidió el regreso de las negociaciones. Corea del Norte no ha practicado desde 2017 ningún ensayo nuclear ni lanzado misiles intercontinentales, considerados como las líneas rojas que arruinarían cualquier proceso, pero en los últimos meses se ha esforzado en desarrollar misiles con mayor capacidad de maniobra para eludir los escudos desplegados en la zona por Estados Unidos y Corea del Sur. 

Las negociaciones para la desnuclearización de la península quedaron arruinadas en la cumbre de Trump y Kim Jong-un de Hanoi y Pionyang ha desoído las insistentes llamadas de la administración Biden para retomarlas. Con su desarrollo militar, juzgan los analistas, busca una posición de fuerza cuando se vuelva a sentar en la mesa.