Durante años, las puertas giratorias han llevado a que, tras dejar la política, altos cargos públicos pasen a trabajar para gigantes privados, desde grandes bancos a empresas energéticas. Ahora también pasa con las tecnológicas. Y es que el excanciller austríaco Sebastian Kurz, forzado a dimitir en octubre tras un escándalo de corrupción, ha anunciado este jueves que ficha por Palantir, una de las compañías más controvertidas de Silicon Valley por promocionar la vigilancia y por sus lazos con Donald Trump.

A partir del próximo año, Kurz pasará a ser estratega global de Palantir, donde tendrá un sueldo de hasta 300.000 dólares anuales, según ha informado el diario austríaco Heute. El exmandatario conservador, de 35 años, anunció este diciembre que se retiraba de la política después de ser investigado por haber presuntamente sobornado una publicación a cambio de informaciones favorables.

Fundada en 2003, esta empresa especializada en el análisis masivo de datos ha diseñado herramientas que rastrean y analizan grandes volúmenes de información para tenerlo todo bajo control y que vende a gobierno y agencias de inteligencia. Así, han sido utilizados por la CIA, el FBI y el ejército estadounidense para combatir el terrorismo. Sin embargo también sirvieron a la administración Trump para identificar a inmigrantes sin documentos, separarlos de sus familias y deportarlos. La policía de Los Angeles utilizó otra distópica tecnología de Palantir que decía predecir crímenes pero terminó sirviendo para espiar y perseguir a activistas afroamericanos.

Vínculos con Trump

Además de por su potencial impacto sobre los derechos civiles, la controversia de Palantir también se debe a su fundador y presidente, Peter Thiel. El temido empresario germano-estadounidense se convirtió en millonario tras cofundar el método de pago PayPal junto a otros tecnócratas como Elon Musk y en multimillonario gracias a sus inversiones. Entre ellas Facebook, de la que ahora es miembro de su junta directiva. Thiel también ha invertido en criptomonedas, en el sector biotecnológico y en el financiero.

Más allá de su currículum, Thiel es un ferviente libertario que rechaza el Estado y cree que la libertad y la democracia “ya no son compatibles”. En un libro explicó que estaba en contra del libre mercado y a favor de los monopolios.

En 2016 tendió la mano a Trump y donó 1,2 millones de dólares a su campaña. Con la llegada del magnate a la Casa Blanca, Thiel se cobró su favor, disparando los contratos públicos de Palantir. Según el ‘Wall Street Journal’, su rol en Facebook fue clave para que la plataforma permitiera durante años la publicación de propaganda política, aunque esa incluyera mentiras. También tiene buen contacto con Steve Bannon, convertido en gurú de la extrema derecha global.

Thiel y Kurz podrían tener también una relación más estrecha de lo que se conoce. Ambos se reunieron en 2019. Según el canal ‘Plus 24’, este otoño el excanciller tenía que entregarle un premio al polémico inversor, algo que no sucedió debido al escándalo de corrupción que terminó por dinamitar el gobierno de Austria.