El espacio de libre circulación de Schengen es para el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, “la joya de la corona” y uno de los grandes logros europeos junto con la moneda única y el mercado interior. Aún así, seis Estados miembros mantienen desde hace dos años controles en sus fronteras interiores por la amenaza terrorista o los riesgos a la seguridad. Para garantizar que se utilizan solo como “último recurso” y permitir a los Veintisiete responder de forma coordinada a situaciones de emergencia, como la pandemia de covid19 o la instrumentalización de inmigrantes, la Comisión Europea ha presentado este martes una propuesta para reformar el código de fronteras de Schengen.

El objetivo es que los Estados miembros estén mejor preparados para dar “una respuesta rápida, coordinada y europea en situaciones de crisis” tanto en la gestión de sus fronteras interiores como exteriores. Por ejemplo, para garantizar una aplicación uniforme de las restricciones en las fronteras exteriores de la UE, el plan establece la creación de un nuevo mecanismo vinculante que permitiría a Bruselas proponer, tras una recomendación del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), la prohibición temporal de viajes no esenciales a la UE ante una crisis sanitaria con potencial epidemiológico

“Gracias a este mecanismo, las restricciones de viaje se aplicarán de manera uniforme en todos los Estados miembros mientras persista la amenaza para la salud pública en la Unión”, señala la propuesta cuyo objetivo es evitar la descoordinación actual. Aunque los Veintisiete pactaron en junio una lista de países terceros seguros, cada Estado miembro ha aplicado la recomendación, que no tiene carácter vinculante, de forma muy diferente. Con la reforma, sostiene Bruselas, la respuesta será más coherente, se evitarán discrepancias y que cada país actúe por su cuenta.

Fronteras interiores

En cuanto a las fronteras interiores, la propuesta también incluye un mecanismo de salvaguarda para dar una respuesta común en caso de amenazas que afecten a la mayoría de los Estados miembros, como salud, seguridad interior y orden público. En estos casos, se autorizaría la reintroducción de controles internos junto con medidas para mitigar los efectos negativos de los controles y otras alternativas eficaces de control como podría ser la creación de equipos policiales conjuntos entre dos Estados miembros que podrían interceptar inmigrantes y devolverlos de forma inmediata al Estado miembro del que lleguen. 

Se trata de una medida que, según Bruselas, podría utilizarse para frenar los movimientos secundarios de inmigrantes, que se producen cuando se desplazan de manera ilegal de un país a otro de la UE. “Es algo que está ocurriendo. Algo que nos obliga a actuar porque no hay nada en la legislación sobre esto. Son movimientos no autorizados y lo que proponemos es establecer un procedimiento para asegurar que cuando una patrulla intercepte a alguien que se mueve entre dos Estados miembros se le transfiera al Estado miembro del que viene”, ha explicado Schinas sobre una situación que preocupa a los países del norte de Europa, como Bélgica, Países Bajos o Austria.