Gaza queda aislada. Tras tres años y medio de construcción, Israel celebra la finalización del muro de seguridad con la Franja. Equipada con la más alta tecnología para evitar la entrada de militantes de Hamás a territorio israelí por mar y tierra, esta valla de seguridad mejorada de 65 kilómetros de largo también encierra a los dos millones de palestinos que malviven en el enclave.

El ministro de Defensa, Benny Gantz, se ha acercado a la frontera con la Franja para inaugurar este nuevo hito de seguridad de Israel. El proyecto incluye un muro subterráneo equipado con sensores, una valla sobre el suelo, una barrera naval, sistemas de radar y salas de mando y control. La "valla inteligente" cuenta con más de seis metros de altura y su muro marítimo tiene medios para detectar infiltraciones por mar. Incluso, cuenta con un sistema de armas por control remoto. Esta barrera bajo tierra busca contrarrestar los túneles que Hamás usó para cegar a las tropas israelís durante su ofensiva de 2014 contra el enclave. 

"La barrera, que es un proyecto innovador y tecnológicamente avanzado, priva a Hamás de una de las capacidades que trató de desarrollar", ha afirmado Gantz en un comunicado del ministerio. "Coloca un 'muro de hierro', sensores y hormigón entre la organización terrorista y los residentes del sur de Israel", ha dicho sobre el proyecto, que refuerza una valla existente. Se han utilizado 140.000 toneladas de hierro y acero en su construcción. Cuenta con cientos de cámaras, radares y sensores. El proyecto ha costado casi 1.000 millones de euros.

"Opresión, asedio y castigo colectivo"

Dentro de este muro, viven dos millones de palestinos en apenas 385 kilómetros cuadrados. El bloqueo egipcio-israelí lleva 14 años ahogando la economía de la Franja. La construcción de este muro supone la constatación de que Gaza ya es "la mayor cárcel al aire libre", según denuncian activistas proderechos humanos. "Podéis ver sonrisas y caras llenas de orgullo mientras celebran la construcción de otro monumento de opresión, asedio y castigo colectivo", ha tuiteado Jehad Abusalim, del Programa de Activismo Palestino del Comité de Servicio de los Amigos Estadounidenses, junto a una imagen de Gantz y varios generales en la inauguración de la valla.  

"Esta barrera brindará a los ciudadanos israelís una sensación de seguridad y permitirá que esta hermosa región [el sur de Israel] continúe desarrollándose y floreciendo", ha aplaudido el ministro. Israel afirma que el bloqueo es necesario para evitar que Hamás amplíe sus capacidades militares, mientras grupos de derechos humanos lo consideran una forma de castigo colectivo. El Estado hebreo impide la importación de materiales y equipos a Gaza e impone restricciones estrictas a las exportaciones, provocando un estado de "parálisis" en varios sectores de la economía gazatí.

Los 14 kilómetros de frontera con Egipto también están bloqueados. Las autoridades egipcias han restringido los cruces por motivos de seguridad. Hamás e Israel han librado cuatro guerras desde que el grupo palestino tomó el control de la Franja en 2007. La última ofensiva fue en mayo y duró 11 días. Más de 260 palestinos, incluidos 66 niños, murieron y 1.900 personas resultaron heridas. En el bando israelí, hubo 12 víctimas mortales. Durante estos combates, Hamás usó su sofisticado sistema de túneles en la Franja pero no infiltró combatientes en Israel. 

Gran Marcha del Retorno

La frontera con Israel también fue escenario de graves tragedias en 2018 y 2019 en la Gran Marcha del Retorno. Las protestas masivas organizadas por Hamás tras el muro pedían aligerar el bloqueo, pero la respuesta del Ejército israelí provocó que más de 220 palestinos murieran y miles resultaran heridos. Una investigación reciente acusó a la cúpula militar de investigar indebidamente sus propias políticas y prácticas y no responsabilizar a sus soldados de las muertes y los heridos graves.

A su vez, el Ejército israelí negó las acusaciones del informe publicado conjuntamente por el Centro Palestino de Derechos Humanos (PCHR) en Gaza y la organización israelí B’Tselem. Las autoridades israelís se defendieron afirmando que sus fuerzas impidieron la filtración masiva de agentes de Hamás y que las denuncias de actos ilícitos se investigaron y los soldados tuvieron que rendir cuentas. "Cuando se levante la cortina de humo de las investigaciones internas, Israel se verá obligado a tener en cuenta sus abusos de los derechos humanos y las violaciones del derecho internacional", concluía la investigación.