El Gobierno de Japón dio marcha atrás este jueves a la suspensión de todas las nuevas reservas de vuelos internacionales con llegada a su territorio hasta finales de mes, solo un día después de haber anunciado esta medida. El Ejecutivo que lidera Fumio Kishida señaló en la víspera que había solicitado a todas las aerolíneas que operan en el país cancelar la venta de nuevos vuelos hacia Japón hasta fin de diciembre, la última de sus medidas dirigidas a intentar frenar la llegada de la variante ómicron del coronavirus al archipiélago. Sin embargo, este jueves el mismo Kishida dijo que había pedido al Ministerio de Transporte la "revisión" de esa medida para tener en cuenta "las peticiones para poder regresar al país de ciudadanos nipones que se encuentran en el exterior", y admitió que la restricción "había causado confusión", en declaraciones a los medios. El portavoz del Ejecutivo, Hirokazu Matsuno, confirmó posteriormente en rueda de prensa que las aerolíneas podrán volver a ofrecer vuelos con llegada a Japón hasta finales de diciembre.

Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fuera notificada de la detección de la nueva variante la semana pasada y la calificara de "preocupante", el Gobierno nipón ha tomado una sucesión de medidas fronterizas que han incrementado progresivamente el blindaje de sus fronteras. Japón prohíbe por completo la entrada al país desde una decenas de países africanos donde considera que la nueva variante está extendida, y aplica condiciones de cuarentena especiales a los viajeros de cerca de una treintena de países donde ya se ha detectado el virus.

Estas medidas se suman al cierre de fronteras para el turismo y para viajeros con visados de corta o media duración que ya aplica Japón desde hace meses con motivo de la pandemia, y en la práctica suponen que solo los ciudadanos nipones y los residentes extranjeros (salvo aquellos que viajen desde la "lista negra" de países) pueden ingresar en el país. Restricciones fronterizas dirigidas solo a un grupo de países o que discriminan a los viajeros según su nacionalidad, como las aplicadas por Japón, han sido criticadas por la OMS en los últimos días por su falta de rigor científico, además de por desincentivar a las autoridades nacionales a reportar nuevas variantes, entre otros motivos.