Una nueva y devastadora tragedia que, a buen seguro, hará resurgir viejas polémicas como la seguridad en las minas de Rusia y la endémica negligencia que afecta al Estado ruso, sus instituciones y sus empresasAl menos 52 personas han perdido la vida, entre mineros y miembros de los equipos de rescate, como consecuencia de una fuga de gas en una mina de carbón de Siberia, en uno de los más mortíferos desastres de esta naturaleza que se han registrado en el país desde la desintegración de la URSS. El pozo es propiedad del holding SBS, sociedad controlada por Vladímir Gridin y sus hijos, un oligarca local de Siberia con estrechos vínculos con el presidente Vladímir Putin.

El Comité de Investigación, órgano equivalente a la Fiscalía en España, ha abierto una investigación por "violación de las normas de seguridad" en el puesto de trabajo y ha arrestado a tres personas, incluidas el director de la explotación y su número dos. En el momento del accidente, 285 personas se hallaban en el interior de los túneles, 239 de ellas lograron alcanzar la superficie. Los restantes fallecidos, -un total de seis- pertenecían a los equipos de rescate. De hecho, las labores para salvar a los desaparecidos tuvieron que suspenderse a media mañana debido a la peligrosidad de las operaciones.

Fuentes de los servicios de emergencia han informado a la agencia TASS que el polvo del carbón prendió fuego en el conducto de ventilación a unos 250 metros de profundidad, y que como consecuencia de ello, el humo se extendió por todos los rincones de la mina. "No hubo explosión, la mina no experimentó daños", han precisado dichas fuentes. La explotación minera se halla a nombre de SDS Ugol, sociedad perteneciente al hólding SDS, propiedad del oligarca Vladímir Gridin y sus hijos, un poderoso hombre de negocios que ha ocupado importantes cargos políticos y con estrechos vínculos con el presidente Vladímir Putin.

"Una tragedia"

Precisamente, la gravedad del incidente ha obligado incluso al líder del Kremlin a salir a la palestra y a dirigir un mensaje a la nación para dar explicaciones. "Es una gran tragedia", ha declarado, en tono sombrío, el líder del Kremlin. "Esperamos poder salvar al mayor número posible de personas", ha continuado, antes de admitir que incluso existía riesgo para los equipos de rescate.

Los familiares de los mineros se han agolpado en las inmediaciones de las instalaciones y no han querido hacer declaraciones a la prensa, según testigos presenciales recogidos por medios rusos. Paralelamente, el Ministerio para las Situaciones de Emergencia ha abierto una línea caliente telefónica para informar acerca de lo sucedido. al tiempo que las autoridades locales de la región de Kémerovo han proclamado tres días de duelo.

No es la primera tragedia que afecta a la mina de Listviajnaïa, situada en las proximidades de la localidad de Gramoteino, en la Siberia central. En 2004, una explosión de metano causó la muerte a 13 personas, y heridas a una veintena. Un cuarto de siglo antes, cuando aún existía la URSS, otras cinco personas perecieron como consecuencia de una deflagración. El crecimiento económico que ha experimentado el país en los últimos dos decenios, desde que el presidente Putin llegó al poder, no han logrado poner fin a las tragedias en las explotaciones mineras del país. En 2010, 91 mineros murieron en otra mina también de la región de Kémerovo. El último accidente de envergadura se produjo hace dos años, cuando la ruptura de una presa ilegal en una mina de oro en el territorio de Krasnoyarsk, también en Siberia ocasionó 17 fallecidos.