Jacob Chansley, el hombre conocido como el 'chamán de QAnon' que con su torso tatuado, la cara pintada, un casco con cuernos, una lanza y un megáfono se convirtió en imagen indeleble del asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero, ha sido sentenciado este miércoles a una pena de 41 meses de cárcel.

Aunque Chansley no cometió ningún acto violento durante la insurrección el juez federal Royce Lamberth le ha impuesto una sentencia de la misma duración que la que dictó la semana pasada para Scott Fairlamb, otro encausado que agredió a un policía durante el asalto. “No dio un puñetazo a nadie pero lo que hizo fue obstruir de hecho el funcionamiento de todo el gobierno”, ha remarcado el juez, que ha recordado a los abogados de Chansley que su cliente “se hizo a sí mismo la imagen de la revuelta, para bien o para mal se hizo la imagen de todo este hecho”.

En la vista el propio Chansley ha hecho una intervención de más de 30 minutos donde ha llegado a compararse con Jesucristo y con Ghandi. Ha hablado también del impacto que la cárcel ha tenido en él y de la culpa y arrepentimiento que siente por haber violado la ley. Ha llamado sus actos “indefendibles” pero también ha asegurado que no es ni un “criminal peligroso” ni un “insurrecto” ni un “terrorista nacional”.

El juez luego ha alabado su declaración y ha asegurado que “parte de esas palabras se parecen al tipo de cosas que habría dicho Martin Luther King”. El magistrado también considerado que el arrepentimiento de Chansley es genuino y que está “en el buen camino”, pero ha recordado que nada de eso era suficiente para imponerle una sentencia menor dado lo “terrible” de sus actos.

Los hechos del 6 de enero

Chansley, un residente de Arizona que tiene 34 años, sirvió en la Marina hasta 2007 y se había ganado seguidores en varias redes sociales antes del 6 de enero, fue una de las primeras personas que irrumpieron en el Capitolio. Entró en el edificio del Senado animando a otros asaltantes gritando obscenidades a través de su megáfono. Entró en la sala de la Cámara Alta, donde ignoró a un policía que le pidió que la abandonara y llamó “puto traidor” al entonces vicepresidente Mike Pence. Cuando Chansley subió al estrado de la presidencia, pronunció una que acababa con un agradecimiento a Dios “por permitirnos deshacernos de comunistas, globalistas y traidores en nuestro gobierno” dejó escrito en un papel “Es solo cuestión de tiempo. Se hará Justicia”.

El 7 de enero llamó al FBI y admitió su papel en el asalto y se entregó dos días después. Inicialmente fue imputado con seis cargos pero en septiembre logró un acuerdo con la fiscalía para evitar el juicio tras declararse culpable de un único cargo de obstrucción de un procedimiento oficial (la certificación de los resultados de las elecciones que ganó Joe Biden).

Aunque inicialmente intentó que Donald Trump le concediera un perdón, al no conseguirlo buscó distanciarse del mandatario y también ha renegado de las teorías conspiratorias de QAnon. Ha pasado cerca de 10 meses en cárceles de Washington y Virginia, tras conseguir un traslado para tener acceso a comida orgánica acorde a su chamanismo. Sus abogados habían intentado que el juez diera por suficientes los 10 meses que ha pasado en prisión y alegan que necesita tratamiento mental tras haber sido diagnosticado con un desorden esquizoide de la personalidad, ansiedad y depresión. Finalmente ese tiempo que ya ha servido en prisión se descontará de la sentencia, pero tras los 31 meses que le restan encarcelado tendrá que pasar tres años en libertad condicional.