Alemania entra en la fase final de unos comicios generales que se perfilan de resultado incierto, tras una campaña que empezó con viento a favor para los Verdes, viró luego en dirección a un triunfo conservador y ahora apunta al socialdemócrata Olaf Scholz, salvo giros de última hora.

Nada ha seguido el guión de lo que han sido las elecciones nacionales en la llamada "era Angela Merkel", en que la líder conservadora guió a la victoria a su bloque, formado por su Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

De pronto, con la designación en marzo de Annalena Baerbock como candidata de los Verdes se vislumbró la opción de que a Merkel, tras 16 años en el poder, la sucediera otra mujer, ahora una ecologista.

Los sondeos dispararon a la primera posición a la representante de un partido que en las anteriores generales, en 2017, quedó en última posición entre las fuerzas parlamentarias -con un 8,9 %-.

Habría sido un hito para un partido que hasta ahora a escala federal solo fue socio menor en las dos legislaturas del socialdemócrata Gerhard Schröder -1998-2005-. Su auge, observado en sucesivos comicios regionales, se atribuía a que la emergencia climática es una de las grandes preocupaciones del ciudadano común.

Todo esto ocurría mientras el bloque conservador de Merkel se enredaba en un pulso interno entre el centrista Armin Lachet y el ala más derechista. Laschet logró su elección como líder de la CDU en enero, a lo que siguió su designación como candidato, tras imponerse al bávaro Markus Söder.

La pugna interna debilitó a la CDU/CSU. Pero el "efecto Baerbock" se disipó en medio de una serie de deslices de la candidata, de la que además se destacaba su nula experiencia de gobierno.

El bloque de Merkel empezó a recuperar terreno. Hasta que las devastadoras inundaciones del oeste del país se cebaron en regiones de Renania del Norte-Westfalia, el "Land" del que Laschet es primer ministro.

Resurgieron las dudas acerca de su capacidad de gestión, ya cuestionada en los momentos más álgidos de la pandemia. Más demoledor aún fue un vídeo que se viralizó, en el que aparecía Laschet a carcajadas en una visita a las zonas afectadas.

Scholz, de tercero a líder

El tercer vuelco en los sondeos vino de Scholz. El ministro de Finanzas, en la tercera posición en los sondeos durante meses y candidato de un Partido Socialdemócrata (SPD) que parecía condenado a hundirse a mínimos, tomó ímpetu como "vía continuista" de Merkel, pese a representar a la formación rival.

El ministro despegó semana a semana en las encuestas. Laschet pasó al contraataque advirtiendo de que una victoria de Scholz implica el peligro de que el siguiente gobierno sea un tripartito con ecologistas y la Izquierda, algo que el SPD no descarta.

Aludir a la Izquierda como factor disuasorio ha sido práctica continuada de conservadores desde tiempos de Helmut Kohl. Entonces se le tachaba de heredero del régimen germano-oriental; ahora se recuerda que rechazan la OTAN, lo que contraviene las líneas de la política exterior alemana, incluido para el SPD.

Un registro inoportuno

Las advertencias sobre un frente izquierdista no parecen haber hecho mella en el elector. Scholz sigue liderando los sondeos, con un 26 % de intención de voto, según el último "Politbarometer" de la televisión pública ZDF. A la CDU/CSU se le pronostica un 22 %, mientras que los Verdes están en el 16 %.

Más delicada para Scholz será la comparecencia el próximo lunes ante la comisión parlamentaria de Finanzas, tras el registro de hace una semana en su Ministerio. Fue por orden de la Fiscalía de Osnabrück (centro), relacionada con unas investigaciones sobre el departamento antiblanqueo de dinero.

Aunque la investigación no se dirige a Scholz, el asunto puede manchar su credibilidad. Llueve, además, sobre mojado, puesto que ya tuvo que declarar en el pasado por los fallos de supervisión en la empresa Wirecard, en la insolvencia tras varios balances falseados que no calibró Finanzas.

Merkel, en campaña

El siguiente factor a tener en cuenta es la intervención de Merkel a favor de Laschet. La canciller se mantuvo hasta ahora ajena a la campaña de su candidato. Sí lanzó sus advertencias, desde la Cancillería como desde el Parlamento, contra la hipotética presencia de La Izquierda en un futuro gobierno.

La próxima semana estarán juntos en Stralsund, la ciudad báltica donde Merkel tuvo su distrito electoral. Le arropará también el viernes en Múnich, con la CSU bávara. Ya el sábado, víspera de los comicios, lanzará otro mensaje de apoyo desde Aquisgrán, la ciudad natal del candidato a sucederla.