El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha votado este viernes en las elecciones parlamentarias de manera electrónica, debido a que está confinado porque "varias decenas" de personas de su círculo cercano de trabajo han dado positivo por COVID-19.

Putin ha recordado que el sistema de votación electrónica se practica en muchos países del mundo y que ya se ha empleado varias veces en Moscú. De forma paralela, ha trasladado que "confía" en la participación "activa" de la ciudadanía en los comicios. "Hagan su elección", ha dicho, según ha recogido la agencia de noticias Sputnik.

Las elecciones a la Cámara Baja de Rusia se celebran este año simultáneamente con los comicios legislativos en 39 entidades territoriales y la elección de doce gobernadores regionales, en medio de las críticas de la oposición al presidente del país, Vladimir Putin. Los comicios están marcados por el llamado "voto útil" y se interpretan como un referéndum para el Kremlin.

Rusia ha iniciado un proceso que culminará el domingo y renovará la Duma de Estado, la Cámara Baja del Parlamento, en la que el oficialista Rusia Unida espera revalidar su mayoría sin muchas sorpresas, aunque con la sombra de una baja popularidad que amenaza con otorgar más votos a una oposición que, si bien fragmentada, podría hacerse con más parlamentarios.

Estos comicios supondrán la renovación de los 450 escaños de la Duma, en la que se necesitan 226 parlamentarios para contar con la mayoría --actualmente Rusia Unida cuenta con 336 escaños--. El sistema de elección es doble, ya que la mitad de los escaños se deciden por lista de partidos políticos y la otra mitad se elige entre los distritos electorales uninominales.

"Las elecciones tienen que ver con el apoyo al presidente y su sistema", explica el presidente de Política e Instituciones de Rusia del Carnegie Center de Moscú, Andrei Kolesnikov, que agrega que el resultado de estos tres días de votación es "más un voto de confianza sobre Putin y su régimen" que persigue el objetivo de "reafirmar el 'status quo' y el régimen actual".

Las más recientes encuestas, no obstante, dan cuenta de la baja popularidad del partido del presidente, algo que incluso motivó al propio Putin a apartarse y colocar a figuras conocidas, como el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, o el de Defensa, Sergei Shoigu, para no influir en los resultados.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shiogu, votando este viernes. EFE

Las últimas encuestas, entre ellas las de INSOMAR, el Centro de Estudios la Opinión Pública (WCIOM) y la Fundación Opinión Pública (FOM), pronostican entre un 29 y un 30 por ciento de los votos para Rusia Unida, seguida por el Partido Comunista que oscilaría entre un 14 y un 16,5 por ciento según estos sondeos.

Los tres días de elecciones también vienen marcados por la pandemia del coronavirus, que ha servido de pretexto a las autoridades para ampliar los comicios más allá del domingo, que es cuando estaban previstos, en una maniobra que la oposición ya ha adelantado que servirá para dificultar los controles de fraude y, por tanto, ampliar las posibilidades del oficialismo de manipular los resultados. De hecho, "las falsificaciones y los trucos sucios" ya han estado presentes en la campaña electoral, explica Kolesnikov.

Pero no solo la jornada electoral de tres días facilitaría un posible fraude o mecanismos engañosos a la hora de votar. La falta de observadores internacionales también sería un motivo por el que dudar de los resultados, según la oposición. Aunque está prevista la asistencia de algunos observadores internacionales, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha decidido no enviar misión, mientras que la vasta extensión geográfica de Rusia y los amplios horarios de votación complican los mecanismos de observación.

De hecho, desde la UE, aunque han evitado hablar de no reconocimiento de los resultados, ya han alertado de que las legislativas tienen lugar en un "clima de intimidación", según ha declarado a Europa Press el portavoz de Exteriores de los Veintisiete, Peter Stano, mientras que la Eurocámara ya ha pedido que, efectivamente, no se reconozcan. También Estados Unidos se ha pronunciado, criticando las "restricciones" impuestas por Moscú que han "impedido" observar el proceso electoral "de forma independiente".