Los talibanes han decidido poner fin a las protestas diarias que desde hace una semana protagonizan cada día mujeres afganas en Kabul y en otras grandes ciudades. Este jueves, según ha dicho el nuevo ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani, todas las manifestaciones quedan prohibidas, salvo que se pide una autorización previa y esta sea aprobada por las autoridades.

Además, los talibanes han cortado durante unas horas la señal de internet en la mayoría del país —en provincias regionales hace semanas que fue cortada—, además de en varios barrios de Kabul. La intención está clara: evitar que más protestas puedan ser organizadas. 

Hasta este miércoles, estas manifestaciones habían sido permitidas de una forma indirecta. Los talibanes bloqueaban el paso a las mujeres y algunos hombres que clamaban contra los nuevos gobernantes del país, al cabo de unos minutos, dispersaban a los manifestantes disparando al aire y lanzando amenazas. Pero nada más. 

Sin embargo, este miércoles la situación fue distinta: los talibanes detuvieron a varios periodistas afganos, que estuvieron en custodia toda la tarde posterior —a los reporteros internacionales no se les hizo nada—. Por la noche, los periodistas afganos fueron liberados. Dos de ellos mostraron las heridas sufridas durante su detención. Otra vez, el mensaje estaba claro.

A pesar de la prohibición, un pequeño grupo de una decena de mujeres ha intentado protestar en el centro de la capital, pero han sido dispersadas con tiros al aire.

Hace una semana, el portavoz talibán, Zabihulá Mujahid, pidió a las mujeres que protestaban en las calles que dejasen de hacerlo, porque Afganistán aún no tenía gobierno y sus quejas no iban a ir a ningún sitio. Mujahid dijo entonces que una vez se formase el ejecutivo, sus peticiones serían escuchadas.

El pasado martes, sin embargo, el propio portavoz anunció el nuevo gobierno del Emirato Islámico de Afganistán, copado por la vieja guardia talibán, la misma que gobernó el país centroasiático de 1996 a 2001. De momento, el nuevo Gobierno no escucha, porque tan solo dos días después del anuncio, las protestas han dejado de estar permitidas.

Pero esta no ha sido la única limitación a los derechos de las afganas anunciada en las últimas horas. Después de que los talibanes separasen a mujeres y hombres en las aulas universitarias, este jueves las profesoras que han llegado a trabajar en las facultades han sido mandadas de vuelta a casa. En el nuevo emirato talibán, los únicos profesores serán hombres.

“Hoy, el Gobierno de Afganistán está liderado por gente que nunca ha estado en institutos o universidades. La educación es irrelevante mientras se sea pío, lo que hace que uno se convierta en respetable”, dijo este miércoles el nuevo ministro de Educación talibán.

Evacuaciones en el aeropuerto

Mientras tanto, por primera vez desde que finalizaron las evacuaciones de Estados Unidos y la OTAN en el aeropuerto de Kabul, este jueves se espera que 200 personas —extranjeros, mayormente estadounidenses, que no pudieron ser evacuados en agosto— sean sacadas en avión de Afganistán. Los talibanes han permitido esta evacuación, que se ha llevado a cabo a través de un vuelo comercial.

Esta última semana, los talibanes han podido reabrir el aeropuerto de Kabul, que ha estado viviendo un frenesí de aviones extranjeros enviando ayuda humanitaria diariamente Los aviones que llegan a Kabul son aeronaves pakistanís, catarís y de los Emiratos Árabes Unidos (EAU): todos, entre ellos, han entrado en una competición para dirimir quién será el principal socio internacional de los talibanes. Pakistán, que lleva dos décadas apoyando al grupo —todos los líderes talibanes estudiaron en madrazas islámicas pakistanís—, va en cabeza.