El gobierno británico está preparando planes secretos para trasladar los submarinos nucleares Trident, actualmente en las bases de Coulport y Faslane en la costa Oeste escocesa, en caso de que Escocia alcance la independencia en un segundo referéndum. El 'Financial Times' ha alertado sobre las posibilidades que el ministerio de Defensa está barajando si se produce la secesión, incluido el trasladar las bases a Estados Unidos o Francia. Otra opción sería la adquisición de un arrendamiento a largo plazo de ambas bases de la Marina Real, creando así un nuevo territorio exterior (British Overseas Territory) sin fronteras con la Escocia independiente. El hipotético territorio ha sido descrito como un “Gibraltar Nuclear”.

Desmentido oficial

El diario económico cita a “varios funcionarios de alto rango” como fuentes de la exclusiva sobre el “nuevo programa nuclear” que se está evaluando en caso de la separación de Escocia. Un portavoz del ministerio de Defensa se apresuró a desmentir tal revelación. “No hay planes para trasladar la fuerza disuasiva nuclear de la Base Naval Clyde (Faslane), que contribuye a la seguridad y economía de Escocia y del resto del Reino Unido”.

De acuerdo con el Financial Times la opción preferente sería trasladar el material nuclear de Escocia a la base de la marina real de Devonport en la localidad inglesa de Plymouth. Otra posibilidad sería basar Trident en un país aliado con Estados Unidos, quizás en la base naval de submarinos Kings Bay de la Armada norteamericana en el sureste de Georgia. También se contempla el traslado a Francia, a Île Longue, en la región de Bretaña, donde están los misiles balísticos franceses. La salida de Trident del Reino Unido se vería inevitablemente como una merma de soberanía y una amenaza para la defensa del Reino Unido.

Presencia nuclear inaceptable

Boris Johnson anunció la pasada primera la intención de incrementar en un 40% el límite de cabezas nucleares Trident que pasarían de las 180 actuales a 260. La “desnuclearización” del territorio escocés siempre ha sido un punto fundamental del ideario independentista y es aparentemente innegociable. En la actualidad el Partido Nacional Escocés (SNP) de Nicola Sturgeon comparte el poder con los Verdes, que por primera vez forman parte del gobierno autónomo. Juntos reúnen una mayoría de 72 de los 129 escaños de que consta el Parlamento Escocés.

En pocos días el SNP celebrará su congreso anual y Sturgeon insistirá en la idea de que posee mandato democrático “indiscutible” para celebrar un segundo referéndum sobre la independencia en el 2023 como muy tarde. Boris Johnson ha venido rechazando tajantemente esa convocatoria y la posible separación de Escocia, pero la existencia de planes sobre el Trident muestra que el gobierno toma más en serio la posibilidad de ruptura de lo que quiere aparentar. Hace unos días el ministro británico para Escocia, Alister Jack, dio a entender que el gobierno autorizaría la consulta si su celebración cuenta con el apoyo de un 60% de los votantes durante “un periodo sostenido y razonable”.