Estados Unidos prometió venganza contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI), que reivindicó el doble atentado de este jueves contra el aeropuerto de Kabul, donde entre las decenas de víctimas hay 13 soldados estadounidenses muertos y otros 18 heridos. Visiblemente afectado, el presidente Joe Biden prometió en un discurso a la nación desde la Casa Blanca que su país no perdonará ni olvidará estos ataques. Y, endureciendo su tono de voz, clamó contra el EI: "Los perseguiremos y haremos que lo paguen".

Para ello, ordenó a sus comandantes militares que desarrollen planes operativos para golpear objetivos del EI en Afganistán, a sus líderes y sus bases con el fin de responder "con fuerza y precisión". "Estos terroristas no ganarán -aseguró-. Rescataremos a todos los estadounidenses, sacaremos a nuestros aliados afganos y nuestra misión seguirá. EEUU no va a ser intimidado".

Por ese motivo, las fuerzas estadounidenses continuarán con sus planes y seguirán con su misión en el aeropuerto de la capital afgana para sacar a esas personas fuera del país y culminar el repliegue de tropas hasta el plazo marcado, el próximo 31 de agosto.

Todavía hay estadounidenses y afganos que EEUU quiere evacuar

Biden recordó que todavía quedan estadounidenses y afganos que EEUU quiere evacuar de Afganistán, antes del repliegue total de sus soldados para esa fecha. Con el fin de evitar nuevos ataques, el presidente afirmó que está dispuesto a ordenar el envío de refuerzos castrenses a Afganistán, pero que sus comandantes militares le han comunicado que prefieren seguir con sus planes y terminar la misión hacia el 31 de agosto.

Desde el Pentágono, el jefe del Comando Central de EEUU (CENTCOM), general Kenneth McKenzie, explicó en una rueda de prensa, en la que intervino telemáticamente, que un suicida del EI hizo explotar un chaleco bomba en una de las entradas del aeropuerto de Kabul, la llamada Abbey Gate. "Hubo un atacante suicida que estaba atravesando la puerta y siendo registrado por personal estadounidense cuando detonó su chaleco explosivo", detalló McKenzie. Poco después, un segundo suicida activó una bomba similar cerca del Hotel Baron, próximo al aeropuerto.

En ese momento, había miles de ciudadanos afganos en los alrededores del aeródromo, intentando entrar para salir del país en los vuelos de evacuación internacionales. Desde Kabul, fuentes oficiales indicaron a Efe que hubo más de 60 fallecidos y otros 140 heridos por el doble atentado. Según McKenzie, tras los dos estallidos "combatientes del EI abrieron fuego contra civiles y fuerzas militares" en la zona.

Para evitar nuevos ataques, el jefe del CENTCOM reveló que las Fuerzas Armadas de EEUU han estado compartiendo información con los talibanes, enemigos acérrimos del EI, y que tienen intención de seguir "coordinándose".

Un "propósito común" entre EEUU y los talibanes

El general argumentó que Washington y el grupo insurgente comparten un "propósito común", que es culminar la misión de EEUU en Afganistán para el 31 de agosto. "Ellos (los talibanes) tienen una razón práctica para querer que estemos fuera para el 31 de agosto. Ellos quieren volver a tomar el control del aeropuerto. Nosotros también queremos irnos en esa fecha, si es posible hacerlo, así que compartimos un propósito común", afirmó.

Por su parte, Biden remarcó que no existen pruebas, hasta ahora, de que se haya producido algún tipo de "confabulación" entre los talibanes y el EI para llevar a cabo estos ataques. Es la primera vez que mueren fuerzas militares de EEUU en Afganistán desde febrero de 2020, cuando perdieron la vida dos soldados estadounidenses.

Biden asume su responsabilidad

Biden asumió su responsabilidad por lo ocurrido, dado que desde hacía días las autoridades estadounidenses llevaban avisando de la "posibilidad real" de un ataque del EI, pero defendió que su "única alternativa" era sacar a las tropas estadounidenses de Afganistán. "Soy responsable, fundamentalmente, de todo lo que ha sucedido últimamente", reconoció Biden. Recordó que su antecesor Donald Trump (2017-2021) llegó a un acuerdo en febrero de 2020 con los talibanes para retirar a los soldados estadounidenses de Afganistán antes del 1 de mayo de 2021, a cambio de que los insurgentes no acogieran a terroristas y no atentaran contra las tropas extranjeras. De esa forma, al llegar a la Casa Blanca, Biden se encontró con que solo "tenía una alternativa": continuar con el acuerdo de Trump para sacar a los soldados de EEUU de Afganistán. "Nunca -dijo- he sido de la opinión de que se deben sacrificar vidas estadounidenses para intentar establecer un Gobierno democrático en Afganistán, un país que nunca ha sido en su historia una nación y que está hecho, y no lo digo de manera despectiva, de un conjunto de diferentes tribus que nunca, nunca se han llevado bien".

Aunque Biden mantuvo el acuerdo de su antecesor con los talibanes, sí retrasó la fecha de retirada de mayo a septiembre, aunque luego la adelantó al 31 de agosto.