“Europa tiene miedo de Rusia. Así de contundente era el domingo el presidente ucraniano Volodimir Zelensky durante una entrevista concedida en la víspera de la primera cumbre de la Plataforma de Crimea. Con buena parte de la atención global puesta aún en el caos que ha seguido a la salida de EEUU de Afganistán, Zelensky ha recibido este lunes a delegaciones de 44 estados (la mayoría occidentales) para lanzar la iniciativa diplomática que tiene por objeto volver a poner en lo alto de la agenda internacional la anexión “ilegal” de la península de Crimea en 2014.

Al ser preguntado por la asistencia de los líderes occidentales invitados, Zelensky reconocía que algunos de ellos habían optado por no desvelar su decisión hasta el último momento. La propia organización del evento desconocía en muchos casos si serían Jefes de Estado o Ministros los que asistirían. Zelensky apuntaba al temor de Europa de tensar relaciones con Rusia y las posibles represalias como el principal motivo de sus reticencias. “Tienen miedo, miedo de Rusia (…). Este hecho debería ser reconocido, y es normal”, aseveraba con resignación el presidente ucraniano.

Sin embargo, esto no significa que la Plataforma de Crimea esté abocada al fracaso. Si bien solamente 13 de los invitados han enviado a sus Jefes de Estado o de Gobierno –entre los que destacan los presidentes de las repúblicas bálticas y de Polonia–, todas las delegaciones han reiterado su compromiso con la integridad territorial de Ucrania. Es más, la Plataforma de Crimea cuenta con un foro intergubernamental, pero también existen marcos interparlamentarios y grupos internacionales de expertos que trabajarán en asuntos que van desde contener la militarización de Crimea y de aguas adyacentes a combatir las violaciones de derechos humanos en la península, en particular contra los tártaros.

En busca de apoyo internacional

Kiev alberga la esperanza de que la Plataforma de Crimea se convierta en la piedra de toque del respaldo internacional al retorno de Crimea al estado ucraniano. Sin embargo, la descafeinada declaración tras la cumbre realizada por el Ministerio de Exteriores ucraniano augura que más allá del diagnóstico, será difícil convenir en el remedio. Según la declaración, los asistentes a la Plataforma de Crimea han decidido “considerar la introducción de nuevas medidas políticas, diplomáticas y restrictivas contra la Federación Rusa”, siempre que esto no contradiga la legislación de los países participantes. 

Por su parte, el Kremlin comenzó hace semanas a presionar a los países invitados a la Plataforma de Crimea para que estos no acudieran. El Ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, llegó a afirmar que, participando en este tipo de eventos, Occidente contribuye a “fomentar el neonazismo y racismo de las autoridades de Kiev”. Este lunes, el portavoz del presidente Vladímir Putin, Dmitri Pskov, ha acusado a la Plataforma de ser “un evento antiruso”.

La anexión rusa de Crimea en 2014, tras la celebración de un referéndum que recibió amplio respaldo de la población y cuyos resultados no han sido reconocidos por Estados Unidos, la Unión Europea o Ucrania, es considerado en Rusia como uno de los grandes hitos presidenciales de Putin. A pesar de que Moscú teme las nuevas sanciones que podrían originarse en la Plataforma de Crimea, en el actual ambiente electoral en Rusia, un clima externo hostil es un elemento bienvenido que será sin duda alguna instrumentalizado por el Kremlin para asegurar la victoria del partido en el gobierno, Rusia Unida.