“Nuestros electores no se han desplazado”. Así ha justificado la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, el revés que ha sufrido su partido en la primera vuelta de las elecciones regionales y departamentales francesas. Con un 19,3% de los sufragios, la formación ultraconservadora pierde diez puntos respecto a los mismos comicios en 2015, y sólo aparece a la cabeza de una región, donde su candidato no tendrá fácil ganar en la segunda cita con las urnas. La abstención, superior al 66%, un récord histórico, fue, sin duda, la protagonista de la jornada, pero la baja participación podría no ser suficiente para explicar el patinazo del Reagrupamiento Nacional (RN).

En los últimos meses, los temas favoritos de la extrema derecha, en especial la seguridad, han ocupado buena parte del debate político y mediático, planeando sobre la campaña del plebiscito, el último antes de las próximas presidenciales. En este contexto, los sondeos vaticinaban un importante ascenso de los ultraconservadores e, incluso, su victoria en la región de Provence-Alpes-Côte-d’Azur (PACA).

Favoritos en una única región

Sin embargo, el resultado dista del triunfo y se acerca a la debacle. Basta con comparar la posición de la formación ultra en esta primera vuelta con la alcanzada en 2015, para percatarse del patinazo de Le Pen. Por aquel entonces, el Frente Nacional, rebautizado como Reagrupamiento Nacional en 2018, se alzó con la primera posición en seis regiones -PACA, Hauts-de-France, Grand Est, Bourgogne-Franche-Comté, Centre-Val de Loire y Occitanie-, y fue el partido más votado con un 27,7% de los sufragios.

"Cuando dos de cada tres franceses se quedaron en casa […] el día del escrutinio, es muy complicado sacar lecciones", ha tratado de argumentar el vicepresidente de la formación, Jordan Bardella, la noche del domingo. El eurodiputado de 25 años y cabeza de lista del RN en la región de Île-de-France, ha experimentado en primera persona el fracaso de su partido: con sólo un 13,6% de los votos, sale menos favorecido que Wallerand de Saint-Just, el candidato lepenista que hace seis años consiguió un 18,4%.

A menos de un año de las elecciones presidenciales, estos resultados podrían repercutir en la agenda de los ultraconservadores. "En el próximo congreso nacional del RN en Perpignan [3 y 4 de julio], Le Pen planea designar al próximo presidente de la formación y los pobres resultados de Jordan Bardella, en principio favorito para hacerse con el puesto, podrían pasarle factura", explica Jean-Yves Camus, politólogo especialista en la extrema derecha.

¿Un discurso demasiado edulcorado?

En PACA, el candidato ultra Thierry Mariani, antiguo miembro de la derecha tradicional Los Republicanos (LR) y exministro de Nicolas Sarkozy, ha conseguido imponerse al candidato conservador, Renaud Muselier, con una ajustada ventaja que complica su eventual victoria en la región. De nuevo, la abstención sería la responsable del decepcionante resultado: “Parece claramente que nuestra lista es la primera víctima [de la baja participación]”, ha comentado Mariani tras conocer los primeros resultados.

¿Puede la abstención explicar, cómo alega la extrema derecha, su frenazo? “Sí, es posible que una buena parte del electorado del RN se quedase en casa. La crisis sanitaria sigue muy presente y los ciudadanos solo piensan en volver a tener una vida normal”, señala Camus, respaldando los argumentos de la formación. Pero también habría otra explicación, la apuesta de Le Pen por alimentar sus filas con antiguos miembros de la derecha tradicional, como Mariani en PACA, Garraud en Occitanie y Chenu en Hauts-de-France. Con esta estrategia, destinada a "desdemonizar" y "edulcorar" al partido, éste terminaría perdiendo parte de su atractivo, analiza Camus, en beneficio de la derecha clásica, encarnada por LR, la fuerza más votada con un 28,4% de los sufragios.

¿Podría una movilización masiva en la segunda vuelta del escrutinio trocar los resultados? “No”, zanja el politólogo, quien considera muy improbable que la extrema derecha consiga ganar en PACA, la única región donde todavía conserva ciertas posibilidades.

En la segunda vuelta, las negociaciones de las listas

El podio es para la abstención, con una tasa del 66%; el segundo puesto, con el 28,4% de los sufragios y a la cabeza de seis regiones, recae en Los Republicanos; y el tercero, con el 19,3% de los votos, es para la extrema derecha. Los socialistas, con un 15,8%, se quedaron sin podio, pero salvaron los platos al liderar en las cinco regiones donde ya gobernaban. Para la formación de Emmanuel Macron, La República En Marche (LREM), no hay consuelo: con un resultado del 10,6%, el partido presidencial, inexistente en las elecciones regionales de 2015, no logra implantarse en los territorios franceses

Ninguna lista consiguió hacerse con más del 50% de los votos, lo que les eximiría de concurrir a la segunda vuelta de los comicios regionales convocado el próximo domingo, por lo que, por ahora, no hay ningún ganador. Todas aquellas candidaturas que lograron un 10% de los sufragios pueden participar en la segunda cita con las urnas.

La configuración de estas elecciones permite a las formaciones políticas desplegar diferentes estrategias. Por ejemplo, la formación macronista ha anunciado ya que retirará su lista en Hautes-de-France, pidiendo a sus electores que apoyen la candidatura del conservador y aspirante declarado a las futuras presidenciales, Xavier Bertrand. En PACA, la única región donde los ultras son favoritos, la polémica ya está servida: el candidato ecologista se ha negado a retirar su candidatura y a participar en el “frente republicano” para evitar la victoria de la extrema derecha.

Las negociaciones y estratagemas para fusionar o eliminar ciertas listas serán clave en la segunda vuelta de los comicios que podrían traducirse en duelos triangulares e, incluso, cuadrangulares, en ciertas regiones.