"Estamos en una encrucijada en nuestra relación con el Reino Unido" y "hay que restaurar la confianza" pero "si toman nuevas medidas unilaterales, la UE no dudará en reaccionar con rapidez, firmeza y de forma resolutiva para garantizar que cumplen con sus obligaciones". La advertencia la ha lanzado este miércoles el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, tras varios encuentros infructuosos en Londres que no han servido para acercar posturas con el Gobierno de Boris Johnson ni reconducir la aplicación del Protocolo de Irlanda del Norte. Bruselas no descarta la suspensión de la cooperación en algunos sectores e incluso la imposición de aranceles y cuotas a los productos británicos.

El choque, bautizado en la prensa británica como "la guerra de las salchichas" porque afecta a un asunto tan sensible como los envíos de carne picada desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte, se produce a escasas horas del inicio de la cumbre de líderes del G-7 en Cornualles en el que será el primer viaje internacional del presidente de EEUU, Joe Biden. "Hemos tenido una discusión franca y honesta... pero no ha habido avances. Tampoco ha habido ninguna ruptura. Seguiremos hablando. Lo que necesitamos ahora es encontrar soluciones de forma urgente", ha indicado el secretario de Estado británico para el Brexit, David Frost.

El problema radica en que a partir del 30 de junio termina el período de gracia que se concedieron hace seis meses y que a partir de esa fecha estará prohibido exportar este tipo de productos frescos a Irlanda del Norte para evitar, dado que no hay controles fronterizos con Irlanda, que entren en el mercado interior sin los controles fitosanitarios apropiados. La UE considera que el problema se solucionaría con un acuerdo veterinario y fitosanitario, que según Sefcovic, permitiría eliminar el 80% de los controles. Londres, sin embargo, no solo rechaza esta opción, porque le obligaría a seguir alineado a las reglas europeas, sino que amenaza con prorrogar de forma unilateral de nuevo el período de gracia.

Acuerdos de paz

Es esta amenaza de Londres, sobre su disposición a saltarse el Protocolo de Irlanda, creado para proteger los acuerdos de paz de Viernes Santo y evitar el regreso de una frontera dura a la isla, la que ha vuelto a tensar la cuerda. "Estamos demostrando un enfoque muy constructivo y una enorme paciencia. Siempre preferimos la negociación y encontrar una solución" pero "estamos en una encrucijada" y "nuestra paciencia se está agotando", ha recordado el vicepresidente de la Comisión admitiendo que los procedimientos de infracción lanzados hasta ahora y el arbitraje no han dado resultados porque los británicos "no han respondido a nuestras preocupaciones".

Ante este panorama y la falta de avances, la UE no descarta la adopción represalias. "No he venido aquí a dar ningún ultimátum" ni tampoco "he traído conmigo el menú de (posibles) medidas" pero si persisten los problemas y no se cumple el acuerdo firmado entonces habrá una respuesta europea, ha avisado. Los problemas no solo afectan a los productos cárnicos. También hay diferencias sobre el suministro de medicinas, el IVA a los coches de segunda mano, el pasaporte de los perros guía o los aranceles al acero. Según Sefcovic, el problema es que la UE "no tiene ojos ni oídos" en los controles aduaneros lo que significa que "no sabemos qué ocurre" en la frontera. De ahí que "es difícil" aceptar sin más una nueva prórroga. "Tal y como están las cosas, nada del acuerdo de diciembre se ha cumplido. Ninguna de las garantías que nos dieron en diciembre. Hay un temor de que no estemos protegiendo la salud pública y la integridad del mercado interior. Por eso somos tan cuidadosos", ha explicado.