A 600 kilómetros de la capital, en el emblemático pueblo medieval de Saint-Cirq Lapopie, el favorito de los franceses, el presidente francés, Emmanuel Macron, comenzó este lunes su propia gira por los territorios de Francia. Si la misión oficial de tal peregrinaje es “tomar la temperatura” del país tras quince meses de pandemia, a menos de un año de los comicios presidenciales, el tour macronista tiene tintes de campaña electoral. 

“Unos días después de las primeras reaperturas [de los comercios no esenciales y las terrazas] y ante la proximidad de la temporada estival, este viaje será la ocasión para que el jefe del Estado se reúna con los franceses, promocione nuestro patrimonio turístico de cara a las próximas vacaciones, destaque la importancia del turismo […] y sus perspectivas de empleo para este verano”, detalla un comunicado del Elíseo. 

"En campaña para escuchar, actuar y explicar"

Más allá de la promoción del turismo nacional, este periplo, que continuará a lo largo del mes de julio con un ritmo de dos desplazamientos por semana, será una oportunidad para Macron de “escuchar las expectativas” de sus conciudadanos. En cada una de sus paradas, que podrían llevarle hasta Marsella, Amiens o Saint-Saint Denis, el presidente se reunirá así con las autoridades locales y tendrá la oportunidad de conversar con sus vecinos mientras deambula por sus calles. Un programa que se asemeja a la “Gran Marcha” de 2016, una vasta operación nacional lanzada por la formación macronista para “diagnosticar” al país en la antesala de las elecciones presidenciales que, un año después, le llevaron a la jefatura del Estado.

¿Se trata de una nueva estratagema electoral? “El presidente siempre está en campaña para escuchar, actuar y explicar. ¿Está en campaña? No lo creo. ¿Hace campaña por nuestros valores, por Francia y por Europa? Sí. Nunca ha dejado de hacerlo”, zanja el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand [La République en marche, LRM], en una entrevista concedida a ‘Paris Match’ el 27 de mayo.

"Necesidad de apertura y humanismo"

Mientras su entorno niega cualquier objetivo electoral, el lenguaje -sirva como ejemplo la fórmula “peregrinaje laico” elegida por Macron para describir su iniciativa- los destinos elegidos -muchos de ellos de tradición conservadora- y las fechas escogidas -los comicios regionales están a la vuelta de la esquina- no parecen elementos anodinos. “El presidente comienza en la ‘Francia profunda’, la de Jean-Pierre Pernaut y Eric Zemmour [populares periodistas conocidos por sus ideas de extrema derecha]. Proporciona una base para no parecer desconectado y mundialista y trata de encontrar su lugar entre el repliegue identitario y la necesidad de apertura y humanismo”, estima Chloé Morin, politóloga asociada a la Fundación Jean-Jaurès, en el diario ‘Le Monde’. Cuestiones esenciales frente al avance de la extrema derecha, cuya líder, Marine Le Pen, aparece, según los sondeos, como la principal rival de Macron de cara a las elecciones de 2022. 

A lo largo de su particular “Tour de Francia”, Macron podrá “tomar la temperatura del país” de cara a las próximas elecciones presidenciales y abordar ciertos temas candentes como la deuda, la inseguridad o el sentimiento de abandono de los territorios rurales. Pero, además y no menos importante, este peregrinaje le permitirá sondear los ánimos de los franceses en la recta final de su mandato para decidir si retoma o abandona su programa de reformas, que incluye su contestada e impopular reforma de las pensiones, paralizado por la crisis sanitaria.