Han saltado todas las alertas: los contagios se multiplican a diario, los servicios de reanimación empiezan a estar saturados, los focos de transmisión están fuera de control, el número de fallecidos no deja de aumentar. Ante este escenario, todas las opciones estaban sobre la mesa. Francia se ha decantado por la medida más estricta: reconfinar a todo el país a partir de este viernes y hasta, como mínimo, el próximo 1 de diciembre.

A diferencia del pasado mes de marzo, "las escuelas permanecerán abiertas, el trabajo podrá continuar, las residencias de ancianos podrán ser visitadas [...] Como la pasada primavera, será posible salir de casa para ir al trabajo o a una cita médica, para asistir a un familiar, hacer sus compras o tomar un poco de aire fresco cerca de su casa", ha explicado el presidente Emmanuel Macron durante su alocución televisada. Eso sí, para todo ello, será necesario una atestación que justifique cualquier desplazamiento.

Medidas impopulares

La decisión gubernamental supone un nuevo batacazo para los bares y restaurantes, cerrados hasta nuevo aviso. Teniendo en cuenta las secuelas económicas de un nuevo confinamiento generalizado, el presidente francés ha anunciado que "un plan especial para los autónomos, los comerciantes y las empresas pequeñas y medianas" será preparado por el Gobierno. Los empleados de los sectores afectados podrán beneficiarse del sistema de paro parcial [por el que los trabajadores reciben hasta un 84% de su salario neto de las arcas públicas].

Otro punto sensible, las fronteras dentro de la zona europea permanecerán abiertas, mientras que, "salvo excepción", las fronteras exteriores permanecerán cerradas. En "los puertos y aeropuertos" las "pruebas rápidas" serán obligatorias "para todas las llegadas" y también"para viajes internacionales".

La decisión, tomada tras dos Consejos de Defensa consagrados a la crisis sanitaria, tiene como objetivo doblegar "una segunda ola que podría ser más dura y más mortal que la primera", alertó el jefe del Estado. La violencia del segundo zarpazo del coronavirus es incontestable: en las últimas 24 horas se registraron más de 33.400 nuevos casos y 527 fallecidos; en la última semana se contabilizaron más de 14.000 hospitalizaciones, 2.000 de entre ellas en las UCIS. Desde el inicio de la pandemia, Francia acumula más de un millón de contagios y más de 35.000 muertes por covid-19. Las cifras podrían ser aún más abrumadoras: el número real de contagios ascendería a "100.000 diarios", según las estimaciones del presidente del Consejo Científico, François Delfraissy.

Una decisión inevitable

"Evitar a toda costa un nuevo confinamiento", era el objetivo prioritario del Gobierno a finales del mes de agosto, cuando la curva de contagios empezaba a repuntar. A pesar de la amenaza de un nuevo rebrote, Francia decidió no paralizar de nuevo la actividad: "Eso tendría repercusiones económicas demasiado importantes", explicó por aquel entonces el primer ministro, Jean Castex.

Mucho ha llovido desde entonces. Ni el cierre de los bares y cafés en las regiones más afectadas por el virus, ni el toque de queda impuesto a más de 46 millones de franceses han dado sus frutos. "Si los esfuerzos realizados han sido útiles, la lucidez nos obliga a admitir que no han sido suficientes [...] El virus circula en Francia a una velocidad que ni siquiera las predicciones más pesimistas habían previsto [...] Un 58% de las camas de los hospitales están ocupadas y se registran cada día cifras máximas de contagios", ha admitido Macron durante su alocución.

Ante tal evidencia, fue el mismo primer ministro quien, este mismo martes, consideró "indispensables [...] nuevas medidas" para poner freno a la epidemia. "Debemos movilizar no sólo a la representación nacional, sino a todo nuestro país", escribió en su cuenta de Twitter. Un anuncio que dejaba vaticinar nuevas y extensas restricciones.

Las normas del confinamiento serán revaluadas cada "15 días" en función de la "evolución de la epidemia". "Decretaremos, si es necesario, medidas adicionales y también evaluaremos si podemos aliviar algunas de las restricciones", ha explicado Macron, haciendo especial referencia a los comercios de cara a las Navidades.