Miles de migrantes y refugiados han pasado al raso la noche tras los incendios que destruyeron 24 horas antes el campo de Moria, situado en la isla griega de Lesbos y residencia de más de 12.000 personas, para las que ahora el Gobierno de Grecia, la Comisión Europea y Naciones Unidas intentan buscar una solución definitiva.

El Gobierno de Kiriakos Mitsotakis declaró el miércoles el estado de emergencia en toda la islas de Lesbos durante cuatro meses y la vigilancia policial se ha reforzado en las inmediaciones de Moria para impedir contactos entre la población local y los migrantes y evitar nuevos altercados, según la cadena ERT.

Delegaciones del Ejecutivo griego y de la Comisión Europea ha anunciado sendas visitas a la zona para analizar lo ocurrido desde la 'zona cero', que el miércoles registró unos devastadores incendios provocados supuestamente por los propios migrantes tras la orden de aislar a más de una treintena de contagiados por coronavirus, según la hipótesis barajada por las autoridades locales.

Más de 12.000 personas vivían en Moria, pese a que el campo se diseñó en un principio para acoger a unos 2.500. Unos 4.000 de estos migrantes son niños, aunque los primeros esfuerzos se han centrado en resolver la situación de unos 400 menores no acompañados.

El Gobierno griego y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), con el apoyo de la Comisión Europea, han coordinado entre el miércoles por la noche y este jueves por la mañana la evacuación de 406 menores no acompañados. Han fletado un total de tres vuelos para el traslado de estos niños a la parte continental.Las autoridades han gestionado también con una empresa privada un ferri

con capacidad para unas 1.000 personas, aquellas consideradas más vulnerables, mientras que la Armada también enviará dos barcos que harán igualmente las veces de alojamiento temporal.

El Gobierno ya ha dejado claro que no autorizará por ahora ninguna salida más desde Lesbos. "Quien piense que puede llegar a la parte continental y luego viajar a Alemania debería olvidarlo", ha sentenciado el viceministro de Migración, Giorgos Koumoutsakos, en declaraciones a la cadena Skai.

El Ejecutivo, no obstante, ha descartado levantar un nuevo campamento sobre las cenizas del de Moria y prepara, a medio plazo, la instalación de un nuevo centro de recepción cerrado. El gobernador de la región de Egeo Septentrional, Costas Motuzoris, ha insistido en que "la única solución realista es sacarlos de la isla".El papel de la UE

La Comisión Europea ha abierto la puerta a estudiar opciones y países como Alemania han llamado a coordinar mecanismos de ayuda, después de que todas las ONG presentes en la zona hayan atribuido la tragedia precisamente a la falta de solidaridad por parte del conjunto de la UE.

La experta en desplazamientos de Médicos Sin Fronteras (MSF) Aurelie Ponthieu ha denunciado que "el sufrimiento y la violencia provocados por las políticas migratorias europeas y griegas son los verdaderos culpables del incendio". "Esperamos que de las cenizas de este fuego no renazca el mismo sistema inhumano de contención que estaba vigente hasta ahora en Moria", ha reclamado.

A la incertidumbre asociada a vivir en Moria, sin perspectiva de salida a corto plazo, se han sumado también en estos últimos meses las restricciones derivadas de la pandemia de la COVID-19, llevadas al extremo en esta última semana tras la confirmación de más de una treintena de casos.

"¿Cómo pueden las autoridades mantener confinadas en condiciones inhumanas a 12.000 personas y decirles, al mismo tiempo, que tienen que respetar el distanciamiento físico y que tienen que hacer cola incluso para recibir un poco de comida todos los días? ¿Cómo pueden esperar que confíen en ellos cuando implementan restricciones de movimiento totalmente extremas a todos los habitantes del campo usando el pretexto de la COVID-19?", ha plantrado Ponthieu.