Las autoridades portuguesas informaron este miércoles de la muerte de un bebé de cuatro meses por coronavirus, la primera víctima menor de 10 años desde el inicio de la pandemia en el país, donde preocupan también los brotes registrados en los últimos días en residencias de ancianos.

Según explicó en rueda de prensa la ministra portuguesa de Salud, Marta Temido, la niña tenía una cardiopatía congénita grave y falleció en la región de Lisboa, tras ser contagiada de coronavirus por un familiar.

Es uno de los dos decesos registrados en las últimas veinticuatro horas en Portugal (el otro era un hombre de 80 años), cuando se han contabilizado 253 contagios nuevos.

Preocupan especialmente los brotes detectados en los últimos días en residencias de ancianos, sobre todo en el municipio de Odivelas, a las afueras de Lisboa, donde hay 71 personas infectadas, 37 residentes y 34 trabajadores.

El caso se sigue con atención después de la polémica surgida en otra residencia, en Reguengos de Monsaraz, en la región del Alentejo, donde dieciocho personas murieron en junio sin que presuntamente se les tratara de la forma adecuada, según ha relevado esta semana un informe oficial.

Preguntada por las residencias del país, que ascienden a 2.500, la ministra de Salud dijo que siguen la situación en esos lugares con atención. No obstante, matizó que durante la pandemia se han registrado cifras peores en residencias, hasta llegar a haber 365 centros con positivos.

"Esto no significa desvalorizar", subrayó Temido, quien explicó que se busca poner en contexto los datos, dado que ahora hay 69 centros con contagiados. El dato se traduce en 563 residentes y 255 trabajadores actualmente infectados.

En total, se registran en Portugal 152 brotes activos, la mayoría de ellos, 74, en la región de Lisboa y Valle del Tajo, la zona más afectada por coronavirus. Desde que empezó la pandemia, el país suma 1.786 muertos y 54.701 contagios.