El aspirante demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, ha elegido a la senadora Kamala Harris para que le acompañe en la campaña como candidata a la vicepresidencia. La antigua fiscal general de California fue una de las rivales de Biden en las pasadas primarias demócratas, que tuvo que abandonar a las primeras de cambio al ver cómo su camino se cerraba sin remisión.

La designación de Harris, que es hija de madre india y padre jamaicano, llega a una semana para que comience la Convención Nacional Demócrata, en la que Biden será oficialmente investido como candidato. El vicepresidente de Barack Obama dijo recientemente que buscaba a una mujer con la que tuviese química personal, alguien que fuese leal a sus planteamientos y esté preparada para asumir la presidencia en caso de que su salud flaquee.

Harris tiene apoyos tanto entre los sectores moderados como progresistas del partido y será la primera candidata negra a la vicepresidencia en la historia del país. Su designación llega después de varios meses de suspense, meses en que al menos otras 10 mujeres han sido entrevistadas por el candidato. "Cuando Kamala era fiscal general, trabajó muy estrechamente con Beau", escribió Biden en Twitter refiriéndose a su difunto hijo al anunciar la elección de Harris. "Vi cómo se enfrentaba a los grandes bancos, ayudaba a los trabajadores a salir adelante y protegía a las mujeres y los niños del abuso. Por entonces me hizo sentirme orgulloso, como lo estoy ahora de tenerla como mi socia en esta campaña".

Sólido bastión demócrata

Biden ha descartado criterios que motivaron a otros candidatos a la hora de escoger a su lugarteniente. Fundamentalmente la importancia que se atribuye al estado del que procede. Harris proviene de California, un sólido bastión demócrata, de modo que su nominación no tendrá ningún impacto en ese sentido. Pero desde el entorno del candidato se espera que la senadora pueda energizar a las bases. Desde los votantes afroamericano a las mujeres. Y a diferencia de otras candidatas que sonaban en la pelea, como Susan Rice o Val Demings, Harris se considera una opción aceptable para el sector más izquierdista del partido.

En ese sentido, su principal pasivo es el trabajo que hizo como fiscal general. Muchos consideran que fue demasiado dura e hizo poco para reformar el sistema penal. Pero en los últimos tiempos Harris ha ido ganando puntos en Washington. Es una de las principales impulsoras de la ley para acabar con la inmunidad policial. Durante la pandemia, ha defendido con ahinco a las familias afroamericanas y en el Capitolio tiene fama de inquisitiva en sus preguntas a los republicanos y el presidente Donald Trump.

Nunca hubo tanta presión para que un candidato demócrata escogiera a una mujer afroamericana como lugarteniente. Las protestas contra el racismo de principios del verano, unidas al papel decisivo que jugaron los votantes negros para resucitar la moribunda candidatura de Biden tras sus desastrosos resultados iniciales en las primarias, han servido para dar peso a las demandas de la comunidad negra. En los últimos días sus líderes redoblaron sus esfuerzos con dos cartas enviadas al candidato y firmadas por centenares de figuras públicas, desde legisladores y académicos a raperos. "Durante demasiado tiempo se les ha pedido a las mujeres negras que hagan de todo, desde apoyar a las tropas a arriesgar sus vidas por el Partido Demócrata, sin recibir a cambio reconocimiento, respeto o visibilidad", dice una de las cartas.

La favorita

"Si no eliges a una mujer negra en el 2020 perderás las elecciones", añade en una advertencia inequívoca para Biden. De todas las afroamericanas, Kamala Harris, era la favorita a pesar de la decepción que supuso su campaña de primarias. La senadora nunca supo definir claramente su mensaje y no tardó en perder oxígeno a pesar de las elevadas expectativas que había despertado. Curiosamente, sus grandes momentos llegaron con los ataques que lanzó a Biden en varios de los debates, algo que el vetarano exvicepresidente no parece haberle tenido en cuenta.

La designación de Harris rompe con la tradición de los últimos ciclos electorales, en los que ha primado el criterio de escoger vicepresidente en función del estado al que pertenece o en pos del equilibrio ideológico. Trump apostó por Mike Pence para acercarse al votante evangélico; Hillary Clinton, a Tim Kaine para aumentar sus opciones en Virginia; y John McCain a Sarah Palin para ilusionar a la derecha más combativa del Partido Republicano.

Entre las candidatas barajadas, había también algunas mujeres blancas y asiáticas. Pero la campaña de Biden ha tratado de guardar el secreto hasta el último momento para tratar de retrasar lo máximo posible la oleada de ataques republicanos a su lugarteniente. "Es el secreto mejor guardado del universo", dijo recientemente la exsenadora Barbara Boxer.