Los periódicos italianos destacan el esperado pico del virus que anuncia desde el Palazzo del Viminale el Ministerio del Interior. Muy pronto, aquí, el Gobierno español no tardará en hacerse eco, de reproducirse la cronología de la pandemia como hasta ahora. Pero el presidente del Instituto Superior de Sanidad, Silvio Brusaferro, se ha apresurado a puntualizar que el pico no es una cima, sino una meseta de la que ahora hay que descender y que eso solo se producirá con perseverancia y cautela. El dato de que el aumento de los contagios se ha reducido al 2,5 por ciento en Lombardía, donde la epidemia se ha cobrado más vidas que en ningún otro lugar, invita a cierto optimismo. Brusaferro ha recalcado, no obstante, que cuando finalmente se llegue al 0,5 por ciento será necesario mantener por un tiempo este valor hasta apagarlo del todo.

La batalla contra el coronavirus sin los test de detección para controlar las infecciones es más lenta y requiere armarse de paciencia sin bajar la guardia. Uno de los grandes expertos en pandemias, el físico romano Alessandro Vespignani, director del Laboratory for the Modeling of Biological and Socio-technical Systems, en la Northeastern University, en Boston, ha dicho en Corriere della Sera: "A veces se piensa que cuando se alcanza y supera el pico, lo peor ya ha pasado. Pero no es así, solo estás a medio camino. Y el segundo tramo para bajar al nivel cero de las infecciones es tan engañoso como el cuesta arriba. Las medidas de contención no se pueden relajar".

Por contra, las normas de circulación impartidas por Interior con las regulaciones vigentes han generado confusión entre los ciudadanos, que las han interpretado en medio de gran controversia y no saben a qué atenerse, resalta el diario romano La Repubblica. Mientras que el Gobierno subraya que los deportes y la actividad física están permitidos en los alrededores de los hogares, en radios de 200 metros, así como pasear en compañía de los niños, las administraciones regionales, desde la Lombardía hasta Sicilia, pasando por Campania, han coincidido en rechazar las medidas por considerarlas inapropiadas en este momento. Las normas nacionales y locales chocan entre sí emitiendo mensajes contradictorios. No conviene descuidarse más porque el descuido humano ha sido la causa de la terrible pandemia. Tanto si hubo una fuga del virus en los laboratorios de Wuhan como si la propagación se produjo por el hábito de comer animales exóticos, teoría que sustentan los científicos chinos visionarios del coronavirus.

Ese extraño mamífero

El pangolín, ese extraño mamífero que parece un cruce entre un oso hormiguero y una piña, se considera un posible, si no seguro, vehículo, junto con los murciélagos, del virus Sars-Cov. El pobre seguramente no se merece el papel de apestado que le corresponde por los méritos de quienes lo matan y consumen. Corriere della Sera se hace eco de un informe publicado por Quartz Africa, donde se cuenta cómo ha tenido que lidiar con cazadores furtivos durante años. Además de por su carne, el pangolín es perseguido en Asia por sus escamas, utilizadas en la medicina tradicional.

China pronto podría ser imitada por Vietnam, después de que el caso Wuhan haya desencadenado medidas enérgicas contra el comercio de animales salvajes. Nigeria, entre los principales centros de exportación de pangolines (un 55% del total mundial entre 2016 y 2019), ha estado haciendo oídos sordos. La multa inicial para quienes matan o venden uno, en el país africano, no llega a tres dólares, una cantidad muy pequeña para desalentar a este tipo de tráfico ilegal. La aplicación de leyes y normas para poner fin al comercio ha sido hasta ahora ineficaz debido a la escasez de fondos y la naturaleza inmanejable de la actividad furtiva. A diferencia de lo que está sucediendo en Gabón, donde el comercio de carne de pangolín disminuye debido al coronavirus, en Nigeria, según Stephen Aina de la Fundación para la Conservación de ese país, ha habido poco impacto en la reducción de las ventas, especialmente en las comunidades rurales. Después de todo, recuerda, ya en el momento de la epidemia de ébola, se había extendido la creencia de que, para mantener alejados a los virus, era suficiente agregar unas gotas de aceite de palma roja a la carne de este animal salvaje. "Contra los prejuicios, la coriácea armadura del pangolín protege muy poco", recuerda Corriere della Sera. Y así es.