El Gobierno del Reino Unido está dispuesto a dejar la negociación con la Unión Europea (UE) el próximo junio si para entonces no hay un consenso sobre "las líneas generales" del futuro acuerdo comercial bilateral, indicó este jueves en un documento sobre su prioridades.

En el texto de 30 páginas, el Ejecutivo del primer ministro, Boris Johnson, precisa que, en ese caso, el país pasaría a regirse por la normativa de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que implicaría más trabas comerciales.

Tras el Brexit o salida británica del bloque el pasado 31 de enero, el Reino Unido y la UE inician el 2 de marzo un periodo de negociación que concluirá el 31 de diciembre, durante el cual este país, que ya ha dicho que no prorrogará ese plazo, permanece dentro de las estructuras comunitarias.

En declaraciones a la BBC, Johnson insistió este jueves en que de ninguna manera su Gobierno aceptará someterse a la normativa europea, como exige la UE para mantener el acceso máximo a su mercado, y señaló que el objetivo del Brexit es precisamente "hacer las cosas de manera diferente y mejor". "Lo único que queremos es un reconocimiento mutuo de los altos estándares que ambos aplicamos y acceso recíproco a los mercados", afirmó.

En una intervención en la Cámara de los Comunes, el ministro portavoz, Michael Gove, confirmó que el Reino Unido persigue un acuerdo similar al de Canadá, Japón y Corea, que no requieren una alineación estricta con la regulación comunitaria, y promoverá "una relación de amistad entre iguales soberanos". Buscará pues "libertad regulatoria" y pedirá un acuerdo aparte para el sector pesquero, para reflejar que el Reino Unido es "un Estado costero independiente".

El Gobierno de Londres "no negociará disposiciones" en las que el país "no tenga el control de sus leyes y vida política", subraya también el documento gubernamental.

La secretaria general de la confederación de sindicatos TUC, Frances O'Grady, consideró que abandonar las normas comunitarias que garantizarían una competencia justa "pone en peligro los derechos de los trabajadores", mientras que hacer más difícil el comercio con la UE es "una amenaza para el empleo".

Reglas del juego

Según algunos analistas, la intención de Londres de no aceptar como referencia la normativa comunitaria podría entrar en conflicto con los compromisos adquiridos en la Declaración política asociada al tratado de retirada de la UE firmado en 2019 y que permitió la salida del país del bloque en enero.

Al presentar el martes su posición negociadora, el negociador comunitario, Michel Barnier, subrayó la necesidad de asegurar una equivalencia de estándares o reglas del juego (con los de la UE como referencia) para garantizar que habrá una competencia leal entre las dos partes.

Según un comunicado emitido en Bruselas, los Veintisiete quieren una asociación económica con el Reino Unido "ambiciosa, equilibrada y que cubra múltiples áreas, siempre que haya garantías suficientes para la igualdad de condiciones".

A fin de velar por esa equidad, la UE debería poder aplicar medidas "autónomas, incluidas las interinas, para reaccionar con rapidez a disrupciones de las condiciones de competencia igualitarias en áreas relevantes, con los estándares de la Unión como punto de referencia", indica el mandato.

Según ese texto, el acuerdo comercial debería abrir la puerta a la cooperación en aspectos aduaneros y regulatorios e incluir mecanismos de gestión y supervisión, así como de resolución de disputas.

En cuanto a la pesca -sector que se prevé conflictivo-, subraya que la futura relación debería mantener el acceso recíproco a las aguas ya existente y cuotas "estables" de capturas.

La negociación británico-comunitaria se anticipa tensa y dura, más cuando Johnson, que obtuvo mayoría absoluta en las elecciones del 12 de diciembre, tiene libertad para impulsar sus planes sin el freno del Parlamento.