El desgate en el poder de su carisma bufonesco no ha impedido a Boris Johnson cosechar una amplia victoria en las elecciones británicas que cierra la puerta a cualquier vuelta atrás en el proceso del Brexit, cuyo pacto con la Unión Europea ya había dejado cerrado.

Tras acceder al poder en julio sin mediar urnas en sustitución de la dimisionaria Theresa May, el líder conservador viró a la derecha con argumentos populistas destinados a neutralizar al eurófobo y antiinmigración Partido del Brexit, con el que ha rechazado forjar una alianza. Pero, a la vez, ha intentado contrarrestar las propuestas más atractivas de su némesis Jeremy Corbyn con planes de aumento del gasto público atípicas en los 'tories'.

Alexander Boris de Pfeffel Johnson nació el 19 de junio de 1964 en Nueva York (EEUU), pero su familia, británica de origen diverso y en parte aristocrático, regresó poco después al Reino Unido, donde él se educó en el exclusivo internado de Eton y la universidad de Oxford.

Antes de convertirse en diputado en 2001, fue periodista en 'The Times', que le echó por inventar una cita, y 'The Daily Telegraph', donde promovió el euroescepticismo como corresponsal en Bruselas.

Como columnista, ha sido acusado de clasismo, sexismo, homofobia y racismo al referirse, entre otros, a africanos y musulmanes, lo que ha abonado las críticas de islamofobia en el Partido Conservador.

Oportunista y con tirón popular, Johnson fue entre 2008 y 2016 alcalde de Londres, normalmente feudo laborista, y, tras apoyar la salida de la UE en el referéndum de 2016, fue nombrado ministro de Exteriores por May, cargo del que dimitió en 2018 al preferir un Brexit más duro.

En sus menos de cinco meses como primer ministro, ha sido acusado por el Tribunal Supremo, en septiembre, de suspender ilegalmente el Parlamento durante cinco semanas para su ventaja política.