No parece que los votantes británicos vayan a ir a las urnas este próximo jueves movidos por la ilusión. En este frenesí electoral que nos rodea (aquí, sin ir más lejos), esta será la tercera vez para ellos desde el 2015, cuando el calendario manda cada cinco años.

Tampoco nace la ilusión de lo que está en juego. En medio de una notable confusión sobre lo que el país es, y quiere ser, no se perfila un gran proyecto de futuro, ni se oyen en esta áspera campaña propuestas novedosas. Quieran o no los candidatos son las elecciones del Brexit -otra vez-; un tema tóxico, pero no es el único.

Con una más que complicada postura oficial sobre el Brexit, el Partido Laborista ha tratado de centrar la atención en el sistema público de salud (NHS), un tradicional motivo de orgullo para la ciudadanía británica que no atraviesa por uno de sus mejores momentos, tras años de recortes por los gobiernos conservadores. Boris Johnson ha prometido aumentar las inversiones, pero también ha sido acusado de querer "vender" el sistema a las grandes compañías farmacéuticas estadounidenses; un auténtico escándalo para muchos de sus conciudadanos. Y en medio de todo ello, el tropiezo, el lunes, del primer ministro al negarse a ver, en una entrevista en directo, la foto de un niño de 4 años con neumonía tirado en el pasillo de un hospital por falta de camas.

La 'toxicidad' de Trump

Otro tema tóxico durante la campaña es Donald Trump. Pese a la promesa de un gran acuerdo post-Brexit con el amigo americano y el relanzamiento de la histórica relación especial, el inquilino de la Casa Blanca tiene tan mala imagen en el Reino Unido que hasta Johnson ha tratado de esquivarle en la reciente cumbre de la OTAN celebrada en Londres.

El supuesto antisemitismo de Jeremy Corbyn, y de paso del laborismo, la inmigración, un nuevo referéndum en Escocia o la injerencia extranjera en la campaña son otras de las cuestiones presentes en la campaña, pero ninguna supera en toxicidad al Brexit.

El mensaje de los 'tories' es claro: rematemos el Brexit; pasemos página. Apela al hartazgo de una población que lleva tres años sumida en el ensimismamiento y en sus propias contradicciones frente a Europa. Pero sigue sin convencer a muchos de que eso será mejor que seguir en el club europeo.

La esperanza de los laboristas

Las encuestas apuntan sin grandes sobresaltos el triunfo de los conservadores sobre los laboristas por una diferencia de unos 10 puntos. En cualquier caso, la esperanza no decae en el equipo de Corbyn, que sigue convencido de que todavía tienen oportunidades. Los liberal-demócratas parecen haber recuperado cierto protagonismo con su nueva líder, Jo Swinson, pero retroceden en intención de voto en las últimas semanas, mientras que el partido del Brexit se desploma -integradas sus tesis ya sin tapujos en el partido 'tory'-. Así las cosas, no es posible despejar la sombra de la duda: ¿conseguirá Johnson una mayoría absoluta? Si no, ¿qué apoyos obtendría, y a qué precio?, ¿habrán servido para algo estas nuevas elecciones o volvemos a la casilla de salida?