La Policía de Hong Kong ha puesto fin hoy al asedio de casi dos semanas a la Universidad Politécnica a mediodía de hoy (04.00 GMT) con la retirada de todos los agentes que rodean el campus un día después de haber descubierto dentro armas como cócteles molotov, arcos o sustancias químicas.

En un comunicado, la Policía informó de que ha removido "todos los productos peligrosos" y gestionado las "escenas criminales" en la Universidad Politécnica.

En total los agentes se han incautado de 3.989 cócteles molotov, 1.339 componentes de explosivos, 601 botellas de líquidos corrosivos y 573 piezas de armas, según la nota.

Los investigadores policiales se han retirado y el cordón policial en torno a la Universidad, que se mantenía desde hace 12 días, se ha levantado, indica el comunicado que señala que el campus se ha puesto a disposición de la dirección del centro.

La nota reitera que la Policía adopto "una aproximación flexible para resolver la crisis" y realizó "todos los esfuerzos para solucionar la situación de una manera pacífica".

Las fuerzas de seguridad entraron por primera vez en la mañana de ayer, jueves, en el recinto para retirar objetos peligrosos y recolectar pruebas en el campus.

Esta mañana la Policía anunció que pondrá fin al asedio hoy tras reiteradas llamadas por parte de la dirección de la Politécnica, que exigía que las fuerzas de seguridad desbloqueasen el campus, dado que la mayoría de los manifestantes se habían marchado del complejo, situado en el distrito costero de Hung Hom, en Kowloon.

No obstante, todavía no está claro si quedan manifestantes dentro. En la noche del miércoles, uno de ellos salió y aseguró a la prensa que todavía había una veintena de ellos en el interior.

El asedio comenzó el 17 de noviembre, cuando manifestantes antigubernamentales se enfrentaron de forma violenta con la Policía en Hung Hom. Muchos de ellos huyeron a la Politécnica, donde quedaron atrapados después de que la Policía pusiera el campus bajo asedio y decidiese detener a cualquiera que saliera del complejo.

En los siguientes días, cientos de personas atrincheradas en la Universidad se entregaron, mientras que otros emplearon sus propios modos de escapar, por ejemplo haciendo rápel por un puente cercano.

Los que se quedaron se negaban a marcharse por miedo a ser acusados de revuelta -un delito que conlleva una pena máxima de diez años de cárcel, según la legislación hongkonesa- y de ser reducidos de forma violenta por los policías.

Hasta ahora, la Policía ha detenido o identificado a más de 1.000 personas que han ido saliendo del campus.

La retirada de los agentes pone fin a un episodio dramático de este movimiento de protesta, que comenzó en junio y que ha provocado la cólera de los hongkoneses que lo apoyan, así como del mundo académico.

Esta misma semana, más de 3.700 profesores y académicos de todo el mundo -entre ellos, algunos afamados como Noam Chomsky o Steven Pinker-, firmaron una petición condenando el "uso de fuerza desproporcionada y de brutalidad vengativa por parte de la Policía de Hong Kong contra estudiantes en los campus universitarios" de esta ciudad autónoma china.