"Había mucha, mucha gente en las calles. Mucha gente va al Puente de Londres a tomar el tren para viajar al sur de Londres o a la costa en el sur". Así contaba el corresponsal de la BBC, John McManus, lo que ocurría en el lugar del ataque, en el que se hallaba por casualidad y del que fue el primero en dar la voz de alerta. Una zona comercial de tiendas, oficinas, cafés, restaurantes, con estación de tren y de metro y, en la calle, la circulación como siempre, lenta, con atascos, en un día de sol invernal radiante. El viernes a las dos de la tarde el Puente de Londres era un hervidero humano. Aquel habitual ir y venir quedó roto por el sonido de varios disparos, que muchos confundieron con cohetes.

"Vi lo que parecía ser una lucha en un lado del puente, con varios hombres atacando a otro. La policía llegó inmediatamente, incluida policía armada, después el hombre recibió varios disparos", declaró McManus. Kristen Jones iba por el Puente de Londres en un autobús que "de pronto se paró en seco porque había gente corriendo en el pavimento".

"Parecían varias personas peleando entre sí. Después me di cuenta de que era la policía luchando con un hombre alto con barba". A pocos metros, en ese momento, Jo Moseley acababa de bajar del tren y se estaba comprando un sándwich. "Un ciclista que parecía en estado de shock me dijo que habían disparado a un hombre en el puente". La gente ya había comenzado a correr buscando dónde refugiarse. Nadie ha olvidado lo ocurrido en ese lugar en el 2017, y todos pensaron inmediatamente en un nuevo ataque terrorista.

Debajo de la mesa

"A mi restaurante empezó a llegar gente que se metió directamente debajo de la mesa", contaba la empleada de un establecimiento próximo. "El encargado fue muy rápido y echó el cierre". Las redes sociales y los medios de comunicación se llenaron en cuestión de minutos de vídeos, fotos y mensajes. Laurence Verfaillie, que trabaja en el mercado de Borough, pensó al principio que se trataba "de un accidente de coche", pero "de pronto la gente llegó refugiándose en nuestra tienda antes de que (los agentes de policía) nos pidieran que nos marcháramos".

También Jo, que vive en el este de Londres, se escondió en un local del mercado. "Estaba de compras por la zona cuando empezaron a acordonarla. Hubo pánico y la gente comenzó a correr. He visto cómo dos personas se caían al suelo". Ella se metió en un café de la cadena Le Pain Quotidien. "Cerraron las puertas y nos pidieron que nos apartáramos de los ventanales". Al cabo de un rato pudo marcharse.