Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) denunciaron el "secretismo" que rodea el juicio de los once acusados por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi hace hoy un año en su consulado en Estambul y la no cooperación de Riad en las investigaciones independientes.

"Las autoridades saudíes han obstruido significativamente la rendición de cuentas por el asesinato de Khashoggi, el juicio en marcha sigue cubierto en secretismo y el Gobierno se ha negado a cooperar con la investigación encabezada por la relatora de la ONU para ejecuciones extrajudiciales", apuntó hoy HRW en un comunicado.

En esta línea, la organización alertó de que Riad no parece haber probado el potencial papel de altos cargos saudíes en el crimen y recordó que, de acuerdo con las leyes internacionales, un Estado es "responsable" de los actos de cualquier agente que actúe desde su capacidad oficial.

En paralelo a las críticas al proceso judicial iniciado el pasado enero en Arabia Saudí, con once acusados, cinco de los cuales se enfrentan a la pena de muerte, HRW pidió que el país árabe coopere con la investigación de Naciones Unidas, tal y como demandó la directora de la ONG para Oriente Medio, Sarah Leah Whitson.

Salah Khashoggi, hijo del periodista asesinado, ha acusado a los "enemigos" de Riad de "explotar" el caso para cargar contra las autoridades del país árabe.

El príncipe Mohamed Bin Salman, sobre quien flota la sospecha de ser quien ordenó el asesinato de Khashoggi.

"Ha pasado un año desde el fallecimiento de mi padre, un periodo durante el que adversarios y enemigos de la patria han explotado la causa de mi padre para socavar a mi país y mis líderes", ha dicho, en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter.

"Mi padre nunca toleró ningún abuso o intento de dañar (al país). No aceptaré que se use su memoria o su causa sean usadas para lograrlo después de su muerte", ha agregado.

Khashoggi, un periodista crítico con el régimen saudí que vivía fuera del país y que escribía para el diario 'The Washington Post', fue asesinado el 2 de octubre de 2018 en el interior del consulado de Arabia Saudí en Estambul, donde había acudido para hacer los trámites para poder casarse con su prometida.

Tras varias declaraciones contradictorias sobre lo que le sucedió, el Gobierno saudí reconoció que Khashoggi fue asesinado dentro de la legación diplomática por funcionarios que terminaron desmembrando su cuerpo.

Los fiscales saudíes han solicitado la pena de muerte para cinco de los once sospechosos detenidos por el asesinato del periodista crítico, que provocó la condena de la comunidad internacional y que dañó gravemente la imagen reformadora del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán.