El abastecimiento de combustible se normalizó este martes progresivamente, aunque con restricciones, en el segundo día de huelga de transportistas en Portugal después de que el Gobierno luso interviniese el paro y movilizase al Ejército.

Tras la intervención de la huelga, decretada este lunes, efectivos de las Fuerzas Armadas empezaron a sustituir a los transportistas al volante de los camiones cisterna para llevar combustible a puntos estratégicos con deficiencias, como los aeropuertos o la red de puestos de emergencia.

La decisión permitió mejorar la situación respecto al lunes, cuando el Ejecutivo detectó que se estaban incumpliendo los servicios mínimos en algunas áreas y anunció la intervención para asegurar el abastecimiento.

El suministro en los aeropuertos está garantizado, aunque en Lisboa se mantienen algunas restricciones al abastecimiento de aeronaves.

En cuanto a las gasolineras, unas 430 continúan sin combustible en todo el país, el 14,8% del total, lo que supone una mejora respecto al lunes, cuando se superaron los 530 puestos sin carburante.

La alerta por emergencia energética, vigente desde el sábado, limita a 15 litros como máximo cada vez el repostaje para usuarios particulares.

Para saber dónde hay problemas para repostar, los portugueses utilizan un mapa interactivo puesto en marcha por voluntarios (Já Não Dá Para Abastecer, "Ya no hay para abastecer"), que permite consultar la situación de las estaciones de servicio en tiempo real y enviar aportaciones.

En la sureña región del Algarve, la más afectada por la gran afluencia de turistas durante el periodo vacacional, las gasolineras también empezaron a recuperarse y se redujeron las filas para repostar.

En Lisboa, en algunas estaciones de servicio de las zonas turísticas se podían ver pequeñas colas, en su mayoría, de conductores extranjeros.

Es el caso de Raquel, una española que sólo se percató de la huelga cuando vio que todas las gasolineras de la capital tenían "los precios a cero".

Avisada de las complicaciones que pueden abrirse el fin de semana si la huelga continúa decidió "asegurar algo de gasolina" porque, comentó a Efe, "mi idea era volver a Málaga en coche".

Felipe, empleado de una gasolinera cercana a un servicio de alquiler de coches, explicó que de momento no hay problema en repostar a pesar de los límites de abastecimiento, aunque admitió que en caso de alargarse la huelga sería "más difícil".

No obstante, dijo a Efe que los servicios de transporte, tanto públicos como privados, se están viendo "ligeramente afectados" por el paro.

Polémica por la intervención del Gobierno

Mientras el país va recuperando la normalidad, el debate se ha trasladado al plano político, con críticas al Gobierno por aplicar la llamada "requisición civil" para intervenir el paro.

Este instrumento legal, además de permitir la movilización de las Fuerzas Armadas, obliga a trabajar a los huelguistas que sean necesarios para garantizar los suministros básicos bajo amenaza de cárcel si se niegan.

Los socios de izquierda del Gobierno socialista, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués, consideran que este mecanismo constituye una limitación del derecho a huelga.

El Gobierno debe "exigir que todas las partes se sienten en negociaciones sin precondiciones", defendió la líder del Bloco, Catarina Martins, que censuró el uso de un recurso tan duro apenas diez horas después de iniciado el paro.

Una posición contraria a la manifestada por las patronales del país, que aplaudieron la decisión del Gobierno de intervenir la huelga.

La patronal del sector de los transportistas, Antram, fue más allá e incluso defendió que el Ejecutivo debería decretar la requisición civil "total" y no sólo en las áreas donde se han incumplido los servicios mínimos.

Los sindicatos de transportistas, por el contrario, califican la medida de "vergüenza nacional" y aseguran que pueden mantener la huelga "por tiempo indeterminado".