Los líderes de la Unión Europea mantienen sus diferencias a primera hora de este lunes sobre el reparto de los altos cargos de las instituciones europeas, pese a la noche en blanco de contactos bilaterales y reuniones en formato reducido para tratar de salvar el rechazo de varias delegaciones a la propuesta que situaría al candidato socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans, al frente de la Comisión Europea.

"Las posiciones no han variado mucho a lo largo de todas las noches", ha admitido un diplomático tras las más de 24 horas de negociaciones que se cuentan en Bruselas, al tiempo que apunta que sería "irresponsable" no lograr un acuerdo este lunes.

El presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, dio inicio a la cumbre extraordinaria con una cena el domingo en la que quiso presentar como punto de partida para la negociación una propuesta consensuada en los márgenes del G20 de Osaka (Japón) entre Francia, Alemania, Países Bajos y España.

La composición de la jerarquía comunitaria con Timmermans al frente del Ejecutivo comunitario, un candidato liberal en la presidencia del Consejo y nombres del PPE a cargo de la Eurocámara y de la Alta Representación de Política Exterior no surgió en Japón, ya se escuchó semanas antes, pero fue en el G20 cuando sumó el visto bueno de Merkel.

Tusk decidió entonces elevar la propuesta a los Veintiocho, al considerar que la candidatura de Timmermans podría sumar una mayoría cualificada tanto el Consejo como en el Parlamento Europeo, pero al inicio de la cumbre quedó patente el malestar de los líderes de la familia del PPE con Merkel, por haber cedido la presidencia del Ejecutivo comunitario a los socialdemócratas a pesar de tener un candidato propio, el alemán Manfred Weber.

La UE debe decidir también quién presidirá el Banco Central Europea tras Mario Draghi, pero esta designación probablemente quede aplazada para más adelante porque los líderes quieren separar este nombramiento del resto de decisiones políticas.

Una tensa relación con Varsovia y Budapest

Los países del grupo de Visegrado --Polonia, Eslovaquia, Hungría y República Checa-- se oponen con rotundidad a Timmermans, que ha mantenido una tensa relación sobre todo con Varsovia y Budapest mientras ha ocupado la vicepresidencia de la Comisión responsable de Estado de derecho.

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, expresó sus reservas al llegar a una cumbre en la que tampoco Italia se sumó a los apoyos a Timmermans. En una charla con periodistas tras la noche en blanco, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, dijo que la opción de Timmermans seguía sobre la mesa, pero que la condición de ser cabeza de lista de uno de los partidos europeos no podía ser el único criterio para decidir el conjunto de los nombramientos.

Así las cosas, Tusk contaba con poder retomar la sesión formal a Veintiocho a primera hora del lunes --quedó suspendida la víspera tras apenas tres horas de cena para dar paso a los contactos bilaterales--, pero el bloqueo continúa y la reanudación se ha retrasado hasta casi las 08:00 horas.

Aunque los negociadores confían en lograr un acuerdo sobre el reparto de los cuatro puestos clave este lunes, que permitiría al Parlamento Europeo elegir a su presidente en su sesión constitutiva de este martes y miércoles, se mantiene la incógnita sobre si Tusk forzará una votación a Veintiocho --el acuerdo depende de una mayoría cualificada-- en el caso de que no logre el consenso de todos.

El principal reto es convencer a los líderes de la familia del PPE para que levanten sus reservas a un paquete que les priva del Ejecutivo comunitario y para el que querrían garantías de que si Weber es elegido presidente de la Eurocámara conservará el puesto los cinco años que dura la legislatura y no solo los dos primeros años y medio que prevé el reglamento de la institución