Juan Guaidó se autoproclamó el 23 de enero "presidente encargado" de Venezuela con la intención de desahuciar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores, una meta que se han fijado muchos otros antes, incluidos destacados opositores, y que ahora parece al alcance de este perfecto desconocido.

Guaidó se dio a conocer al mundo el pasado 5 de enero, cuando la Asamblea Nacional, controlada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) --coalición opositora--, le designó como su nuevo presidente.

Este político de 35 años de edad originario del estado venezolano de Vargas (norte) es miembro fundador de Voluntad Popular (VP). Comenzó como un militante de base pero los infortunios de sus colegas de partido le han facilitado un ascenso meteórico.

Leopoldo López, el máximo líder de la formación naranja, fue detenido en 2014 y condenado a casi catorce años de cárcel por incitar a la violencia en las revueltas opositoras de ese año, que dejaron más de 40 muertos. Carlos Vecchio o Lester Toledo, otros destacados dirigentes de VP, están en el exilio.

Su oportunidad llegó gracias al frágil equilibrio de poder que mantienen la veintena de partidos políticos que integran la MUD, que exigía que la Presidencia de la Asamblea Nacional recayera sobre Voluntad Popular, sin apenas líderes visibles.

Guaidó captó la atención mediática con su discurso de toma de posesión, en el que avisó a Maduro de que, si seguía adelante con su segundo mandato, que inició el 10 de enero pese al rechazo generalizado al mismo, sería considerado un "usurpador".

Además, verbalizó lo que se venía rumiando en las filas opositoras desde hacía tiempo, haciendo un llamamiento directo a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), uno de los pilares del edificio 'chavista', para posicionarse junto al pueblo venezolano y dejar caer al Gobierno.

Ser ya una cara conocida le pasó factura el 13 de enero, cuando agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) le interceptaron y retuvieron en la autopista Caracas-La Guaira cuando se desplazaba hacia Caraballeda para asistir a un cabildo.

Fue liberado en apenas media hora en medio de una sonada crítica que incluso llevó a Maduro a pedir perdón por este "error" y a anunciar sanciones contra los agentes del SEBIN responsables. "Ya estoy en mi cuna, en mi estado Vargas. El régimen pretendió detenerme, pero nada ni nadie nos detendrá", contó él mismo en Twitter.

Se consolidó como líder de la oposición venezolana a raíz de la toma de posesión de Maduro, cuando la Asamblea Nacional aprobó una resolución en la que definió al mandatario 'chavista' como "usurpador" del cargo y se arrogó el Poder Ejecutivo, en lo que desde fuera se interpretó como el primer paso para asignar la Presidencia a Guaidó.

Guaidó había convocado una gran movilización para el miércoles 23 de enero, a la que respondieron miles de personas en todo el país. "Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela", ha declarado, en medio del jolgorio popular.

Se marcó como objetivo "lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres". Los gobiernos de la región, desde Estados Unidos a Ecuador, le transmitieron su reconocimiento oficial y le tendieron la mano para avanzar en una transición pacífica hacia la democracia.