Primero fue el atentado de Bataclán. Le siguieron las manifestaciones de los chalecos amarillo. Y ahora el incendio de Notre Dame. "¡Qué le pasa a París! Dios, está condenada", señala Yamilé Adán, una tinerfeña que reside desde hace ochos en la capital francesa donde trabaja como responsable de una tienda de moda en los Campos Elíseos.

Para esta realejera, el incendio ocurrido en la tarde de ayer es una de las mayores tragedias que han sucedido en la ciudad. "Notre Dame es, sin duda, el monumento más bonito que hay en París, mil veces por encima de la Torre Eiffel", comenta antes de relatar cómo vivió el inicio del fuego. "Estaba trabajando cuando empezaron a llegarme mensajes sobre lo ocurrido", detalla por teléfono de regreso a su casa, en las inmediaciones de la plaza de la Bastilla, muy cerca de la Île de la Cité donde se encuentra el templo.

Adán recalca que París lleva una "mala racha" y enumera el atentado de Bataclán en 2015, donde fallecieron unas 80 personas; las manifestaciones de los chalecos amarillos, que vive cada sábado y "han provocado numerosos destrozos", y ahora el incendio de la catedral, además de las explosiones en edificios en los primeros meses del año y que se han saldado con varios fallecidos. "A ver si paran de ocurrir sucesos y sigue siendo la bella París de siempre", dice esperanzada.