Sergio Lojendio, S/C de Tenerife
Hasta hace unos meses, Wilmer Guaidó Vidarte era uno de tantos venezolanos asentados en la Isla, un piloto de aviación que ejerce como taxista anónimo desde su llegada a Tenerife, en el 2003, donde aterrizó desencantado y poniendo tierra de por medio con el régimen de Hugo Chávez.
Reside en el núcleo costero de El Médano, en Granadilla, el lugar habitado más próximo al aeropuerto, desde el que puede seguir de cerca una de su grandes pasiones: los aviones.
La familia de Guaidó tiene raíces isleñas: uno de sus bisabuelos emigró desde Canarias en el siglo XIX, y también vascas, pues el segundo apellido es guipuzcoano.
Hoy, a sus 60 años y desde que a finales de enero su hijo Juan se proclamara presidente encargado de Venezuela, también él se ha convertido en una figura popular y seguida por la comunidad venezolana, que lo ve como el progenitor del nuevo Libertador, de todo un símbolo de la resistencia.
Y así sucedió ayer con ocasión del acto de recogida de alimentos y medicinas que tuvo lugar en la plaza de España de la capital tinerfeña, organizado por un grupo de voluntarios, al que acudió Wilmer Guaidó para aportar su particular granito de arena.
Afirma que cada noche da la bendición a su hijo y que lo hace a través de Whatsapp, el modo de comunicación más seguro debido al férreo control que establece el Gobierno de Maduro sobre todo tipo de conexiones.
“Siempre me manifiesta la certeza y la fe de que vamos bien”, que tal es su lema y también su espíritu, “que en Venezuela se está avanzando paso a paso en la conquista de la libertad y la democracia”, asegura.
Eso sí, no oculta la enorme intranquilidad que lo atenaza. “Como padre, cada día temo por su vida”, y tras pronunciar esta dura frase se toma una honda pausa, respira y confiesa que “es el propio Juan quien se encarga de disiparme cualquier tipo de duda o inseguridad, porque no para de repetirme que no titubee, que de esta vamos a salir, seguro”.
Sobre el estado de ánimo de su hijo explica que, con los lógicos momentos donde surgen los inevitables desfallecimientos, “porque es un ser humano con una enorme responsabilidad”, está cargado de “esperanza” y también de un “incansable empeño por sacar al país de la crisis social y política que atraviesa”.
Wilmer Guaidó se refiere a las escenas que han tenido lugar en el país americano a lo largo de la semana pasada, como consecuencia del apagón, y no puede dejar de lamentarse. “A cualquier persona con un mínimo de sentimientos, las cosas que están pasando en Venezuela le generan lástima y tristeza”.
Y habla de la ausencia de electricidad y sus consecuencias en la vida de las personas; la pérdida de un bien básico como el agua; el lamentable estado de los hospitales; la falta de alimentos y medicamentos...
Precisamente, Edelmiro García Castro, de la Coalición Ayuda y Libertad para Venezuela, comentaba ayer que estaban recolectando medicamentos, alimentos no perecederos e insumos médicos (gasas, vendas, etc.).
Se hacen así eco del llamamiento de Juan Guaidó y el Parlamento de su país, que declaraban la alerta humanitaria en un país azotado por la crisis.
El objetivo que se proponen es el de llegar a recoger alrededor de unas 10 toneladas de material, que después enviarán directamente a Venezuela, a los puntos de recolección que se encuentran en ciudades fronterizas como el caso de Cúcuta o Curaçao.
Ya en su día, el Gobierno bloqueó las fronteras a la entrada de alimentos y medicinas. “Tampoco ahora lo van a permitir, pero esa ayuda humanitaria va a llegar a su destino”, aseguraba.
Se está presionando para que la ONU tome una decisión al respecto y, a través de este organismo internacional, todo el material solidario acabe en sus destinatarios: el pueblo venezolano.
“La gente se está muriendo por la imposibilidad de tratarse de diálisis, a causa de las infecciones, por la falta de antibióticos, situaciones que aquí se resolverían de inmediato, pero que en Venezuela se convierten en un problema”, subrayó Edelmiro.
Y si en el plano social, toda ayuda es poca, confiesa que políticamente “estamos esperando a esa quiebra por parte de las autoridades militares para ver si esto se abre de una vez por todas”.
La esperanza los mantiene.