Habil Yasin Jama descubrió que su cuñado había muerto después de ver una fotografía suya en los medios. Para este keniano de ascendencia somalí, "hace falta seguir adelante, aunque se acercan tiempos difíciles".

"Vienen tiempos duros para nosotros. Somos somalís y musulmanes: la gente nos ve y piensa que somos terroristas, cuando en realidad somos víctimas también", explica este joven mientras espera a las puertas de la morgue de Chiromo, a unos 500 metros del complejo hotelero de Nairobi que sufrió este martes un ataque terrorista.

El asalto, reivindicado por el grupo yihadista somalí Al Shabab (vinculado a Al Qaeda), dejó al menos 14 muertos y decenas de heridos, algunos de ellos en estado de gravedad.

Yasin, como muchos otros familiares de víctimas, chocó de lleno con el silencio informativo por parte del Gobierno keniano y se vio obligado a buscar a su ser querido en los diferentes hospitales y tanatorios de la ciudad.

La situación es de tensión frente a esta pequeña morgue, donde los familiares siguen llegando para reconocer y recuperar los cuerpos y las ambulancias continúan trayendo a más víctimas.

Mientras algunas familias ya han podido confirmar la identidad de sus seres queridos, otras esperan en largas colas frente al complejo para ser llamadas una a una, una situación que generó hoy abucheos por la lentitud del proceso y el desmayo de una mujer de mediana edad.

Yasin mira a un féretro blanco que varios trabajadores llevan al centro y explica que su familia "está impaciente", ya que, según la tradición islámica, el funeral debe celebrarse en las 24 horas siguientes a la muerte.

"En Somalia dicen que si alguien se quiere casar, debe hacerlo lo antes posible y lo mismo ocurre con los funerales. Lo hacemos así para poder seguir adelante", señala este joven que se casó hace apenas una semana (su mujer es la hermana de la víctima).

Frente a las muestras de dolor, profesionales de la Cruz Roja atienden a los familiares dando apoyo psicológico y bebidas calientes para aguantar las largas horas de espera.

"Nuestra labor es la de dar apoyo y salvar las vidas humanas que estén en nuestras manos", afirma una profesional sanitaria de esta organización.

La mayor parte de las familias congregadas frente al centro de Chiromo son de origen keniano o somalí, aunque pequeños grupos de expatriados también se aproximan al mismo, después de que los Gobiernos estadounidense y británico confirmaran la muerte de al menos dos de sus compatriotas en el ataque.

"No es nada fácil para nosotros: nos queda un hueco que jamás se podrá llenar", explican dos mujeres, que prefieren no ser identificadas y que han perdido a su primo, un keniano padre de dos hijos menores de cinco años.

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, confirmó hoy que al menos 14 personas murieron en el ataque y dijo que más de 700 civiles fueron rescatados por las fuerzas de seguridad desde el inicio del atentado.

DANIEL IRUNGU (EFE)

Nairobi no padecía ningún golpe yihadista desde septiembre de 2013, cuando en una operación similar al ataque de ayer, al menos cuatro terroristas de Al Shabab asaltaron el centro comercial Westgate en Nairobi, cercano al complejo 14 Riverside y muy frecuentado por extranjeros y kenianos acaudalados.

En ese atentado murieron 67 personas durante los cuatro días que estuvieron atrincherados los terroristas dentro del edificio, asediados por las fuerzas de seguridad.

La peor acción terrorista que ha sufrido Kenia fue el atentado de 1998 contra la Embajada de Estados Unidos en Nairobi, que causó más de 200 muertos.