El dueño de News Corporation, Rupert Murdoch, negó ayer cualquier responsabilidad en el escándalo de las escuchas ilegales practicadas durante años en su periódico "News of the world", si bien se disculpó por ellas y admitió sentirse "avergonzado".

En su comparecencia ante una comisión del Parlamento británico, interrumpida brevemente por la agresión frustrada de un espectador, el magnate aseguró que no se había enterado de la magnitud del caso hasta hace dos semanas, cuando se supo que reporteros del rotativo habían intervenido el teléfono de una niña asesinada.

Al conocer esta intromisión en el buzón de voz de Milly Dowler, Murdoch se sintió "conmocionado, horrorizado y avergonzado", según dijo a los diputados, ante quienes declaró junto con su hijo James, de 38 años y presidente de la división europea y asiática de News Corp.

Durante su intervención, el multimillonario de 80 años, propietario de The Sun y la cadena estadounidense Fox, entre otros medios, se mostró contrito, humilde y a veces titubeante, poniéndose de vez en cuando la mano detrás de la oreja como si no oyera bien a sus interlocutores.

"Es el día en que me siento más humilde de toda mi vida", afirmó al poco de empezar la comparecencia, a la que los Murdoch acudieron tras recibir una citación formal de la Comisión parlamentaria de Cultura, Deportes y Medios de Comunicación, después de haber rechazado una primera invitación.

Preguntado por el diputado laborista Jim Sheridan si se consideraba responsable "del fiasco" del escándalo de las escuchas, en que periodistas de sus medios pinchaban buzones de móviles para obtener exclusivas, dijo que no lo era.

"Las personas en las que yo confiaba y, tal vez, las personas en las que ellos confiaban" son, en su opinión, las responsables de que las escuchas ilegales a ciudadanos británicos se practicaran durante años con total impunidad.

"No es una excusa, sino una explicación... 53.000 personas trabajan para mí", indicó Murdoch, quien señaló que no pensaba dimitir porque era la persona más indicada para resolver el asunto.

A la cuestión del laborista Tom Watson de si se sentía engañado por altos cargos de su empresa, contestó: "Sin duda".

Murdoch defendió no obstante la gestión de Rebekah Brooks, hasta el viernes consejera delegada de News International, división británica de News Corp, y directora del News of the world en la época de las escuchas, quien fue detenida el domingo en relación al caso.

En una comparecencia posterior ante la misma comisión, Brooks, como ya había hecho James Murdoch, aseguró que ella no se percató de la extensión de las escuchas hasta diciembre de 2010, cuando se tuvo acceso a nueva información a raíz de las demandas presentadas por algunas víctimas, entre ellas la actriz Sienna Miller.

Brooks, conocida por su periodismo amarillista, admitió que, como directora del News of the world, empleó a detectives privados para obtener información -sostuvo que en esa época lo hacían muchos periódicos-, pero negó haber autorizado sobornos a agentes policiales.

La Policía británica también se ha visto implicada, y en los últimos días, han dimitido el comisario Paul Stephenson y el subcomisario John Yates, a quienes se vinculó con Neil Wallis, exdirectivo de News of the world.