Volcano Teide Experience :: Un mirador para observar el universo

Cuando el Teide toca las estrellas

Una espectacular actividad en 5 actos que conecta la historia de Canarias con la observación del cielo en un enclave privilegiado

Disfrutar de un majestuoso atardecer en el Teide y a continuación conocer gracias a expertos astrónomos los elementos más interesantes del cielo, requiere planificar bien el día. Se trata de una actividad que comienza con el ascenso en teleférico, un cómodo sendero hacia el mirador de Pico Viejo. Es una excursión que se disfruta desde las horas previas del atardecer hasta pasada la medianoche.

Una de las grandes ventajas de esta experiencia es que comienza poco antes del ocaso y además, que se realiza en grupos reducidos. No se haría justicia a las vistas, el cambio de colores del atardecer y la observación astronómica si fuese una actividad más populosa. Aunque la actividad se realice en los meses más calurosos, la agradable temperatura de la isla nos permite ir en camiseta antes de subir al Teleférico y, en determinados momentos, no es desdeñable llevar ropa de abrigo. El ascenso de un millar de metros en pocos minutos y la inminente puesta de sol provoca una continua bajada de temperaturas que puede proporcionarnos una escalofriante sorpresa si no se lleva una buena rebeca. Y aunque la playa está al alcance de la vista, no olvidemos que se trata de una actividad de alta montaña.

La mágica luz del atardecer acompaña a la intimidad del grupo de visitantes que sienten la emoción de un espectáculo para privilegiados. El inicio se ajusta de forma perfecta a los tiempos del astro rey. Ya, en la cabina, se siente el inicio de la experiencia. La emoción y las miradas antes el dorado atardecer vienen acompañadas de la fresca, que empieza a notarse durante el ascenso. Con un poco de suerte pueden llegar a verse muflones desde el interior de las cabinas del Teleférico.

Desde el primer momento, los guías realizan explicaciones, nada someras, sobre el significado del color de las coladas de lava a lo largo de los conos volcánicos. Los miradores del Teleférico ofrecen la primera sorpresa: la sombra del Teide. Con sus 3.718 metros de altura se alarga a cada segundo y es la mayor sombra del mundo proyectada sobre el mar que cubre de penumbra algunas islas vecinas del archipiélago canario.

El sendero número 12 inicia el tercer acto. Su calzada de piedras milenarias, procedentes de una erupción entre el siglo VIII al X, a pocos metros del Teide permite conocer en una primera parada las características de los instrumentos de observación del volcán, que aún sigue activo. La segunda parada permite disfrutar del Valle de Ucanca, de enigmática belleza, único e inolvidable dentro del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide. Y antes de llegar al mirador del Pico Viejo, acercar con cuidado la mano hacia algunas de las fumarolas para sentir el calor que llega desde el corazón del volcán.

Tras 700 metros se llega al mirador de la impresionante caldera del Pico Viejo, gigantesca comparada con el Teide. En días de buena visibilidad se observa sin problemas la costa de Tenerife. En esos instantes de dorada luz, con el suave sol como testigo, se divisan sobre el Atlántico las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro. Hay quien bromea con buscar la isla de San Borondón representada en los mapas del siglo XIX entre El Hierro y La Palma. San Borondón es una leyenda popular de las Islas Canarias sobre una isla que aparece y desaparece. Pero la suerte no nos acompaña en esta ocasión.

Ya casi de noche cerrada y siempre acompañados por los guías que responden a las preguntas, llega el momento de volver al Teleférico para el acto final. Quizás por la majestuosidad de la naturaleza, o por el paseo en ligero ascenso a la vuelta, la temperatura parece ser mayor que al inicio. En el momento de la espera, con la oscuridad de la noche, se hace evidente que la experiencia empezó hace horas aunque se nos haya hecho muy corto. Aún queda la interpretación del cielo con la posibilidad de realizar previamente una parada en la cafetería, abierta hasta minutos después de que la última cabina desciende. Los guías Starlight son los maestros de ceremonia, los maestros de la interpretación del cielo que se realiza durante hora y media y en la que tanto con los propios ojos, como utilizando potentes telescopios, se puede observar la Galaxia del Cigarro, el Gran Cúmulo de Hércules, o la estrella doble Mizar.

Un sorprendente final de esta amplia experiencia que nace en un volcán, ofrece unas vistas inigualables de hasta cinco islas del Archipiélago y acaba casi tocando las estrellas.