En el caso de BBVA en España, entre 1990 y 2022, el banco ha financiado a más de dos millones de familias para que adquieran una vivienda. “En 2023, más de 50.000 familias compraron su vivienda con una hipoteca de BBVA” señala la responsable de hipotecas de BBVA en España, Ana Pitarch.
“Lo más importante para tomar esta decisión es saber si es el momento adecuado, por la estabilidad que tengas en tu ciclo vital o familiar, por tus circunstancias profesionales y por tus expectativas del mercado inmobiliario”, explica, a la vez que recuerda que la compra de una vivienda es probablemente “la decisión financiera más importante de nuestras vidas, tenemos que dedicarle un tiempo, hacer números y tener en cuenta que en el futuro pueden surgir imprevistos”.
Ayuda a los hipotecados
Por eso, un contexto de desaceleración económica y subida de tipos de interés, las entidades también velan por los clientes en situación de vulnerabilidad y trabajan de la mano con ellos para encontrar soluciones adaptadas a sus necesidades en cada momento, como hacer frente al pago de sus cuotas hipotecarias. Desde el inicio de la crisis financiera en el año 2008 y hasta 2022, BBVA puso a disposición de sus clientes con dificultad para hacer frente a sus préstamos hipotecarios, viviendas destinadas a alquiler social.
Los bancos y sus fundaciones cuentan con décadas de experiencia en la gestión de ayuda a los colectivos más vulnerables, con profesionales y voluntarios repartidos por toda España. Su labor es fundamental para mantener la cohesión de muchas personas que, por distintas razones, no pueden acceder a las ayudas por los canales habituales. Desde 2022, y como respuesta a una preocupación social creciente, las entidades han puesto el foco en atender a los clientes vulnerables o que requieran de un servicio diferenciado, con el objetivo de fomentar la inclusión financiera.
Los bancos colaboran con el Gobierno en la creación de protocolos para abordar retos sociales, como es el impacto de la digitalización, la despoblación de las zonas rurales o el efecto de la subida de los tipos de interés. Un ejemplo es el Código de Buenas Prácticas para ayudar a las personas con dificultades para hacer frente al pago de sus hipotecas. También son claves en las campañas solidarias que impulsan los gobiernos para recaudar fondos. En definitiva, la banca ha sido clave para mitigar el impacto de las últimas crisis económicas, la pandemia del COVID y diversos desastres naturales, como la erupción del volcán de La Palma.
En el caso específico de las hipotecas, los clientes con dificultades pueden solicitar acogerse al Código de Buenas Prácticas (CBP), si cumplen una serie de requisitos. Este código contempla una rebaja del tipo interés, la aplicación de un periodo de carencia y la ampliación del plazo del préstamo. Para el caso de que la reestructuración no funcione, el código prevé la posibilidad de solicitar una quita sobre la deuda. Si tampoco es suficiente para resolver la situación del cliente, se le ofrece la opción de entregar al banco la propiedad de la vivienda habitual (dación en pago), a cambio de dar por cancelada la deuda pendiente, y tener derecho a seguir viviendo en ella de alquiler.
BBVA va más allá y contacta con el 100% de los clientes y, aunque no cumplan los requisitos para acogerse al Código de Buenas Prácticas, les ofrece soluciones adaptadas a cada caso particular.
Además, BBVA constituyó durante la pasada crisis un Comité de Protección del Deudor Hipotecario que permitía soluciones adaptadas a los clientes con mayores dificultades, más allá de las exigidas por la Ley, así hasta diciembre de 2022 ha puesto a disposición de sus clientes casi 7.000 viviendas para alquiler social.
